Tema serio La discriminacion de los cristianos en los campamentos
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La discriminacion de los cristianos en los campamentos
1 – La discriminación de los cristianos en los campamentos:
no soy responsable de la autoria de este material ni de su distribucción, todo ello corresponde al florero Fecho, la distribucción y reproducción quedan sujetas a sus propias licencias dotadas a tal efecto, esta es una llamada contra la tiranía de los baneados para evitar la censura que se aplica en la actualidad
De los millones de solicitantes de asilo que vienen a Europa, una gran mayoría de ellos son musulmanes. Hay cientos de miles de cristianos, pero son nada en comparación. Los musulmanes que están aquí lo están por múltiples factores: Sufren persecución, guerra, hambre, etc., e islamismo radical. Cuando estás con ellos un tiempo, ves que son gente normal, como tú y como yo, que sólo quieren vivir una vida tranquila, en paz, y dicen detestar la creciente corriente radical de sus países. Hasta aquí todo bien. Pero, ¿Qué ha ocurrido y ocurre cada vez que, en uno de los campamentos de refugiados con mayoría musulmana, aceptamos a una familia cristiana? Pues que empiezan los acosos, las intimidaciones, las peleas, las marginaciones, obligándonos a menudo a ponerlos en lugares apartados para que estén seguros. ¿Espacio habilitado para mezquita? Por supuesto, están en su derecho. ¿Pequeño espacio para que los cristianos tengan su intimidad? Absolutamente no. El ministerio de inmigración no lo permite y si lo hace, raro es que dure dos días en pie.
“Bueno, pero eso es porque vienen de pasar conflictos, guerras y traumas, y algún colgao habrá, no tiene que ver con el islam”. Mentira. El islam es la principal causa por la que estos cristianos son perseguidos no sólo en los países musulmanes, si no en los mismos campamentos donde supuestamente nos encontramos con personas musulmanas que dicen escapar de esa corriente radical.
Conversaciones con cientos de ellos dan para aprender mucho sobre su religión. Hay quien te dirá, mira como habla bien el corán de los cristianos:
“Verás que los más hostiles a los creyentes son los judíos y los asociadores , y que los más amigos de los creyentes son los que dicen: “Somos cristianos”. Es que hay entre ellos sacerdotes y monjes, y no son altivos”. “Cuando oyen lo que se ha revelado al Enviado, ves que sus ojos se inundan de lágrimas de reconocimiento de la Verdad. Dicen: “¡Señor, creemos! ¡Apúntanos pues, como testigos! ¿Cómo no vamos a creer en Dios y en la Verdad venida a nosotros si anhelamos que nuestro Señor nos introduzca con los justos?”” (C. 5, 82-84).
2 – Entre hermanos musulmanes no hay paz. Hay miedo.
A menudo, cuando ha habido ataques terroristas en Occidente, hemos escuchado con frecuencia la falacia: “El problema no es el islam, de hecho los que más mueren en ataques terroristas son los propios musulmanes, estos locos no tienen nada que ver con la religión”. Lo único cierto de esa frase es que, efectivamente, quienes peor sufren las consecuencias de dicha religión son los propios musulmanes. Pero TODO tiene que ver con el islam.
En los campamentos, hemos visto a menudo peleas, fuegos, manifestaciones, huelgas y demás cosas fruto no de la religión, si no de la propia naturaleza humana y las condiciones en las que los inmigrantes se encuentran. Es decir, el que quema la oficina de Acnur no lo hace porque su religión lo diga, si no porque es un delicuente más, agotado y frustrado con la situación, que viene probablemente de una guerra que le ha dejado traumatizado y paga su rabia con quien no debe. Hasta aquí, de nuevo, todo bien. Pero esas peleas, esas huelgas, no son más que anécdotas que aparecen a veces en las noticias.
¿Qué ocurre, sin embargo, en el día a día de la gente en los campamentos? Pues que escapan del horror de los radicales y no se dan cuenta de que el horror lo traen consigo. La gente vive con miedo a ser natural, a hacer cosas que para nosotros son totalmente normales y cuotidianas, porque siempre hay otros mirando, juzgando y, sobretodo, prohibiendo. “Menudo disparate, eso pasa en todos los barrios del mundo, ¿qué dice este?”, diréis algunos. No.
Aquí estamos hablando de que una mujer que me conoce de hace dos años aún a día de hoy no puede darme ni la mano en público porque podría ser acosada, molestada o increpada cuando yo no esté, y que si lo hace ha de ser cuando nadie esté mirando. Porque una mujer no puede ser minimamente tocada por otro hombre que no sea el marido o familiar, y si eso ocurre siempre, siempre hay “moderados” listos para recordárselo.
Los campamentos se acaban convirtiendo en pequeñas dictaduras donde, si bien en términos generales se hace lo que las autoridades digamos, no hay manera de cambiar un ápice su manera de pensar, actuar o adaptarse. ¿Por qué? Porque si los varios líderes espirituales que siempre hay en el campo dicen que queda prohibido ir aquí, o allá, que queda prohibido hacer esto o aquello, la gente lo acepta quiera o no. Y si no, por las noches, cuando las organizaciones no estamos, ocurren “ciertas cosas”.
Aquí la gente no teme a su dios, no hace las cosas por amor a Alá, las hace por miedo a que el vecino no vea el fallo en él. Cuando algún acto deplorable ocurre en el campo, como que un hombre lleve a rastras del pelo a su mujer y muchos lo vean, lo común es que la gente se eche para un lado, que no diga nada, y que por lo bajo apruebe la conducta porque, ¿acaso no permite y aprueba ese tipo de cosas el Corán? La gente no se revela ante esas situaciones porque viven con miedo a las consecuencias de sus hermanos musulmanes y lo de que su propia religión afirma.
Solo en la sura ocho, hay cerca de una decena de versos que instan a matar, a infundir terror y torturar a aquellos que no cumplen con lo que Alá ha mandado. Pero en todos los capítulos podemos encontrar varios ejemplos.
Saliéndonos de los campamentos, y con un pensamiento algo más global, ¿No están siempre chiitas y sunitas en guerra entre ellos? ¿No están varias ramas del islam intentando doblegar unas a otras? ¿Acaso conocen o han conocido la paz y la libertad, aquellos países dónde el islam impera? Dejamos dos ejemplos cortitos de los cientos que podemos encontrarnos:
"¡Profeta! ¡Combate contra los infieles y los hipócritas, sé duro con ellos! Su refugio será la gehena. ¡Qué mal fin...!". (C. 9, 73)
"¡Creyentes! ¡Combatid contra los infieles que tengáis cerca! ¡Que os encuentren duros! ¡Sabed que Dios está con los que Le temen!". (C. 9, 123)
Por tanto, resumiendo: Sí, los musulmanes son los que más sufren su propia religión. Pero porque esta incita al odio, a la corrección, al control absoluto y cualquier musulmán que quiera ser simplemente una persona libre y normal acaba callando, bien por miedo bien por no querer meterse en fregaos, ante las injusticias que cometen sus vecinos, sus hermanos o como queramos llamarlos. Y en este punto he comentado un par de ejemplos del trato a las mujeres, lo cual nos lleva al punto tres.
¡Amonestad a aquéllas de quienes temáis que se rebelen, dejadlas solas en el lecho, pegadles! Si os obedecen, no os metáis más con ellas. Alá es excelso, grande”. (C. 4, 34).
Está empezando a ser algo común en occidente que veamos a mujeres libres, modernas y feministas decir que se han pasado al islam porque quieren, porque este las empodera, las hace más fuertes y mil inventos más. Cuando veo estas cosas me debato entre dos opciones: O esas pobres mujeres viven en la ignorancia, o tienen la cabeza tan llena de mierda que no saben a que aferrarse para intentar sentirse llenas. Y es triste, por no decir desesperante, que tras tantos años de lucha en el mundo para que las mujeres pudieran tener sus derechos, haya algunas que ahora apoyen esta religión que, literalmente, las considera al nivel del perro:
“Dijo Muhammad: si hay algo que trae la mala suerte en casa, es la mujer y el caballo”. (H. 9093)
“Dijo ‘Aiṡa: he oído el Profeta Muhammad diciendo: por culpa de tres cosas, la oración del hombre es invalida; si le toca un perro, un burro y una mujer. Oyendo (‘Aiṡa) a Muhammad diciendo eso, le dije: nos has puesto al nivel de los perros y los burros.” (H. 514)
No hace falta vivir a diario un campamento de refugiados para darse cuenta de la opresión en la que viven las mujeres musulmanas. Sin embargo, verlo a día te hace entender algo muy claro: Los maridos o hermanos que se comportan bien con sus familiares femeninos lo hacen porque no siguen el islam, son musulmanes de boca, como el que dice ser católico y pisa la iglesia sólo el día de su boda. Aquel que verdaramente cree en su libro sagrado, y en los escritos que le suceden, da a su mujer un valor prácticamente nulo, y algunos se echan las manos a la cabeza (como si no entendieran el problema) cuando los detienes por haber maltratado a su mujer. En el hilo genérico que tengo sobre los campamentos cuento varias anécdotas sobre esto.
Podría contaros eventos del día a día, pero para eso ya tengo el otro. Aquí algunas limitaciones de la mujer:
Un varón puede casarse con cuatro mujeres, mientras que la mujer sólo puede casarse con un hombre. El hombre tiene derecho a emitir el divorcio, y éste es válido si él lo desea, pero la mujer no tiene derecho a divorciar a su esposo, sino que debe solicitarlo a través de un juez. El hombre puede emprender un viaje solo, mientras que la mujer no puede viajar sola, debe estar acompañada por un familiar varón.
Sobre este último punto aclararos que no se trata solo de viajes largos. Si van al médico no lo hacen solas, y normalmente suele ser el propio marido quien ejerza de médico para curarle las heridas o moratones, pues el doctor no ha de ponerle las manos encima. Cualquier cosa que hagan han de hacerla acompañadas. Por tanto, podemos afirmar que tienen la libertad de un preso en la hora de recreo.
Pero ahora llegamos al punto que más hará cabrear al foroedu, y que se ve claramente en los campamentos:
Un hombre puede casarse con una mujer de entre la Gente del Libro (judías y cristianas), pero una mujer musulmana sólo puede casarse con un varón musulmán.
A menudo llegan a los campos voluntarios y voluntarias de todas partes del mundo. En dos años, no conozco un sólo hombre occidental que haya obtenido el número de una muchacha, que haya mantenido una conversación a solas con una u otros ejemplos básicos. Sin embargo, no hay día en el que llegue una voluntaria nueva y todos los basosos estén encima de ella, llegando a veces a acosar porque se piensan que ella quiere tema, al ser abierta y simpática, y no estar ellos acostumbrados a ver esa actitud en sus mujeres. “A mi mujer no le des la mano, pero no me importa darle dos besos a la tuya”.
Podría tirarme horas en este punto hablando de, por ejemplo, las vestimentas, y de como expresa un símbolo perfecto de anulación y sumisión, pero en el día a día he descubierto que el que ellas no muestren en absoluto nada de su cuerpo (excepto las manos y el rostro), es debido también a motivos como este:
“Un día un hombre preguntó a Muhammad ¿Qué derechos tiene la mujer respeto al hombre? Muhammad le contestó: darla a comer cuando tu comes, y vestirla cuando tu te vistes; no la pegues a la cara, pégala en otros sitios ocultos del cuerpo, para que no se le note”. (H. 2456)
Terminemos este punto con el paraíso que les espera a las mujeres tras la muerte, según su profeta:
“Muhammad pasó un día por un grupo de mujeres, y les dijo: os veo a todas las mujeres, en los últimas días entrando en el infierno, dijeron ¿Por qué? contestó Muhammad, porque las mujeres os falta cerebro y Fe. Le preguntaron ¿Por qué nos falta cerebro y Fe? Dijo Muhammad preguntándolas ¿No es verdad que el testimonio de una mujer en los tribunales es la mitad del hombre? Dijeron que si, dijo Muhammad es porque la mujer la falta celebro. Dijo Muhammad preguntándolas ¿No es verdad que la mujer, cuándo tiene la regla no hace el ayuno ni reza? Dijeron que si, dijo Muhammad es porque la mujer la falta la Fe”.
3 - La mujer: Mi perro, mi propiedad, cosa de nulo valor.
Es decir, los cristianos son sus amigos porque no son altivos, ayudan, y es fácil que acaben creyendo en la verdad (o deberíamos decir más bien, su verdad). O lo que viene siendo “no son tus amigos, pero puedes utilizarlos para convertirlos”. Pero, ¿qué sigue diciendo en múltiples ocasiones el corán?
“¡Creyentes! ¡No toméis como amigos a los judíos y a los cristianos! Son amigos unos de otros. Quien de vosotros trabe amistad con ellos, se hace uno de ellos. Dios no guía al pueblo impío” (C. 5, 51).
¿Cómo, pues, va un buen musulmán del campamento a hacerse amigo del cristiano, o el ateo, si sus creencias le obligan a no serlo? Seguimos con algún mensaje todavía más duro:
“Ves a muchos de ellos que traban amistad con los que no creen. Lo que han hecho antes está tan mal que Alá está irritado con ellos y tendrán un castigo eterno.” (C. 5, 80)
El mensaje aquí es todavía peor. ¿Hay musulmanes que sean buena gente? Por supuesto, he conocido en los campamentos a algunas de las mejores familias que haya tenido el placer de encontrarme en mi vida, cuya bondad y amor mostrados no se pueden comparar ni con una montaña de oro. Pero estos mismos musulmanes corren peligro pues, si se hacen amigos de los cristianos, los judios o los ateos, están irritando a Alá y tendrán un castigo eterno, por lo que al mismo tiempo estarán irritando a los “verdaderos creyentes”. Lo cual nos lleva al siguiente punto.
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ForoParalelo: Miembro
Alá es mi pastor, aunque pase por el más oscuro de los valles,
no temeré peligro alguno,
porque tú, Alá, estás conmigo;
tu vara y tu bastón me inspiran confianza.
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ForoParalelo: Miembro
Allah es mariposón y Mahoma es su zorrita!.
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