Iniciado por
Tansey
En mi anterior mensaje, más que un elogio de tiempos pasados (no sé si lo he hecho, supongo que sí), he pretendido hacer una crítica a la concepción de la época actual como una nueva era de iluminación. Le sigo viendo numerosas sombras, y cuanto más vivo en ella más le encuentro. Para mí, el nuestro es el periodo histórico donde más se puede saber y menos se sabe, donde más libre se puede ser y donde menos libre se es, hablando del campo de las ideas. Pregunto en abierto: aquel que puede elegir entre saber o no y elige no saber, ¿es más o menos libre que el que se ve forzado a no saber? Sobre esta cuestión está una de las grandes preguntas de la humanidad, porque en su base está si el ser humano realmente desea saber y ser libre, pensar "por sí mismo", si aquel hombre al que le damos libertad la usará para alcanzar el saber, para tener capacidad crítica.
Sobre que la masificación sea positiva, ningún "problema" con el aumento de la producción artística, pero sí en su recepción. En tiempos de Mozart quienes le escuchaban eran aquellos que tenían la posibilidad de entender su música, la clase alta veía en la música un elemento que les hacía aumentar su capital cultural, por eso no solo la escuchaban, también la comprendían. Pero ahora la música se ha abierto a todo el mundo; del Mozart (y cía) escuchado únicamente por la élite vienesa dieciochesca, ahora existen decenas de miles de artistas musicales, todos al alcance de tu mano gracias a la tecnología, que escuchamos pero no comprendemos. Ahora mismo estaba escuchando The Midnight, un grupo de synthwave de esta década, y antes estaba con Cass Elliot, rock "tranquilo" de los sesenta. Me gusta su música, la de ambos, pero no la comprendo.
Creo que me explicaré mejor si uso el fútbol como ejemplo, tema del que conozco más. El fútbol es el fenómeno social de mayor consumo diría yo, del cual la inmensa mayoría de aficionados son incapaces de explicar por qué les gusta o qué les liga emocionalmente a su respectivo equipo. Podrán explicar qué es (once contra once, dos porterías, árbitros, la plantilla del Betis...), pero no entienden el juego, es decir, las relaciones entre los jugadores (juego de posición, división del campo en cinco líneas horizontales...). Y el problema no es que no lo sepan, es que ni siquiera les interesa aprenderlo. Por el contrario, creen que meter 18 goles te hace mejor que el jugador que mete 17 (como si no hubiese condicionantes), que el jugador novato no debe jugar porque todavía no sabe (¿y cómo va a aprender sino?), que por un partido mal jugado eres peor jugador...
Consumimos y consumimos productos artísticoculturales (deportes colectivos incluídos), pero no entendemos qué estamos consumiendo porque no lo queremos entender, no nos preocupa en qué consiste. Solo queremos placer, el disfrute inmediato de su consumo. Esto, derivado de su sobre-producción, ¿no te parece que implica una banalización del producto artístico? Porque se pervierte, solo lo entendemos en su nivel más primario y superficial. En realidad es superable. Puedes decir que esto es elevarlo al nivel de "especialización" (en tu mensaje anterior), pero para mí este saber es fundamental para saber qué te rodea, no ser un experto en la materia. Y sin conocer sobre lo que te rodea, estás diciendo no a la posibilidad de saber.
De aquí el salto al cómo nos relacionamos con quienes están en una posición superior a la nuestra: política, medios de comunicación y medios de socialización. Veneramos a los políticos del bando que en nuestra socialización, sin reflexionar sobre ella, nos han convencido que son los adecuados. Creemos lo que nos dicen los medios de comunicación acordes a las ideas políticas previas. Intentamos que la realidad encaje en nuestra narrativa, cuando debería ser al revés. Antes, como dices, también "leían periódicos, creían rumores y la información iba de boca en boca", pero a los hombres de aquella época les era casi imposible informarse. Ahora es muy sencillo, tan sencillo es, que todo el mundo quiere informarte. ¿Por qué no sabemos entonces?
Porque ignoramos los medios de socialización (con esto me refiero en esencia a toda institución, fenómeno e incluso individuo con el que nos encontramos y que puede influirnos de alguna manera) porque consideramos que los controlamos, que somos auto-suficientes y puros, pero la verdad es que vemos cuatro fotos de tíos musculados en una revista y queremos ese mismo cuerpo sin saberlo, que subimos fotos por decisión propia y no porque los me gusta realmente son dosis de aprobación sin ser conscientes. No hay reflexión sobre ello, no estudiamos para comprender lo que nos rodea y cómo nos afecta. Desaparece el análisis crítico.
A modo de resumen, porque menudo tocho: el ser humano de esta época está tan ocupado que en su rato de ocio odia la reflexión, solo quiere disfrutar de forma inmediata (hablar por Whatsapp, comprar bienes, consumir productos culturales... porque inmediato no solo es "en un lapso muy breve", también significa "sin esfuerzo alguno"). Y a que no se nos ha educado para reflexionar (analizar críticamente), porque sin la reflexión sobre tu entorno pierdes individualidad, el resultado es que dejas de "ser tú" y te conviertes en masa. Siendo masa, ¿qué te aleja del hombre que no tenía medios para saber, para escuchar la música de Mozart o ver un cuadro de Da Vinci? En esencia, la sobre-producción, la sobre-socialización y la educación mal orientada nos alejan del saber, complican tanto el "acceso a la realidad" que dices tú, que es tan inalcanzable como en cualquier otra época, o más incluso, porque antes las imposiciones eran materiales, ahora son ideológicas.
Edito para decir que he reflexionado mucho sobre este tema en los últimos años y que éstas han sido mis conclusiones tras todo ese tiempo (quizá por eso he escrito tanto, te pido perdón). También que esta es la primera vez que tengo la oportunidad de hablarlo con alguien y ponerlo por escrito.