En este laberinto de amor vete deprisa y si
No sé si fue un capricho por tu parte o una necesidad que te surgió. Lo cierto es que te propusiste matarme de amor, y yo, locamente enamorado, me sometí a tu voluntad disponiéndome a ser sacrificado por ti.
Pero el amor no es una ecuación matemática exacta. Y a menudo, la dirección que toma es tan imprevisible como la del viento que mueve una veleta.
El amor tiene sus propias, inexorables leyes y decisiones y, al final, el que murió de amor (ironías de la vida) fuiste tú y no yo.
Hoy, pasado mucho tiempo desde entonces, me han contado que lloras por haber dejado escapar el gran amor de tu vida.
Hoy lloras por mí, y yo no me alegro, porque cuando uno es feliz no piensa en míseras venganzas.
BásicamenteEl mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
son los padresEl mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.