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Desde que era un chaval tengo la “manía” de rajarme en la cara de la gente y de los niños cuando se comportan como energúmenos por ahí. Soy un tío alto, mido 1,94cm y estoy un poco Chubby Hernandez (+100kg), así que la mayoría de mis pedos-justicieros suelen acabar en buenos headshots noscope, a poco que la gente se agache o yo salte un poco.
Bien. Ayer fue mi obra cumbre tras años trabajando esto del cuesco correctivo. Ayer fui al Mercadona a hacer mi compra semanal medio borracho (tras almuerzo mexicano con un colega) y cuando giro mi carrito por los productos de limpieza me veo a una señora histérica gritándole a un empleado. Después de un rato escuchando me di cuenta que la puta vieja la estaba liando porque no tenían agua destilada para la lavadora. WTF ¿En qué puto mundo un empleado tiene culpa de la falta de stock? El acoso y el bullying me ponen muy de los nervios, así que pensé que a la mínima oportunidad me iba a rajar en la cara de esa señora.
La vieja no paraba. Dale y dale y el pobre muchacho aguantando la chapa. Yo estaba ya más caliente que un balonazo en la oreja y me acerqué disimulado por detrás al mismo estante donde estaba la doña. Ella seguía rezando y maldiciendo y señalando al chico y yo tenía ya el Chili con carne, el tequila y el tabasco empotrados en las nalgas acumulando más presión que un Falcon 9. Con cuidado de no cagarme encima, le di la espalda y vi por el rabillo del ojo que la vieja se agachaba a coger algo del último estante mientras seguía faltando. Tenemos luz verde.
Incliné el culo hacia atrás midiendo bien y posicioné mis nalgas a no más de 3cm de su pequeña y canenta cabeza. El empleado yo creo que pensó que me iba a sentar encima de ella. Relajé vientre y apreté con muchísima violencia el ojete y justo en el último segundo la vieja se giró y recibió todo el estampido en la mismísima cara macho. Se alinearon todos los planetas: el pedo perfecto, la ventosidad de la que se hablaba las antiguas escrituras. Aquello sonó como un toldo rajándose dentro de una catedral. Yo creo que el eco de ese pedo retumbó por los Mercadonas de España hasta llegar al mismísimo Juan Roig.
Las consecuencias físicas fueron inmediatas, yo salí catapultado hacia delante un poco y pude ver a la vieja intentando gritarme algo pero tenía una borrasca de chile y carne Chicago en la boca que no le permitía articular palabra. Estaba masticando macho, masticando el puto pedo, tenía la dentadura postiza llena de cuesco pútrido. Ojos llorosos y todo. No descarto daño cerebral o COVID persistente, señora no hay vacuna que le salve de esta tormenta fétida.
Se hizo el silencio en aquel lugar. Me alejé con seguridad y di un vistazo rápido atrás para asentir con la cabeza al empleado. Me asintió con cara de susto, supongo que aun acojonado del estruendo. Ahora a disfrutar la resaca de tequila con la tranquilidad de un trabajo bien hecho
Iniciado por JACA-MECANIC
