He tenido cuatro novios en mi vida (novios de verdad, se entiende) y hoy os hablaré de uno de ellos.
Era primero de bachillerato y lo dejé con mi novio, lo cual me hizo polvo porque creía que era ideal para mí, que era mi media naranja, como se dice, pero no era oro todo lo que relucía (no daré más detalles de la ruptura, lo siento). Me dolió mucho dejarlo y lloraba todas las noches, hasta que un día salí de clase para ir al baño a llorar porque ya no podía más, pero no llegué y me senté en el suelo del pasillo a llorar como nunca antes lo había hecho, y eso cambió mi vida. Las lágrimas del dolor de mi ruptura me hicieron conocer a una persona muy especial, la más especial que haya conocido nunca.
Bueno, ya le conocía, pero no como hasta ese momento. Él era muy tímido y callado, muy introvertido, lo cual impidió un mayor contacto con él hasta ese momento. Se me acercó por detrás, me puso la mano en la espalda y me dijo que no entendía que alguien como yo llorara porque, para él, lo tenía todo para ser feliz, todo lo contrario que él, que decía que nunca sería feliz porque su timidez se lo impediría, lo cual me alivió y me entristeció a la vez, pero él ni siquiera parecía triste por ello (aunque sí lo estaba), cosa que me encantó no sé por qué. Seguimos hablando y me dejó su móvil por si me apetecía hablar por si volvía a estar de bajón, pero nunca lo llamé estando de bajón, al revés: lo llamaba cada día para hablar de él básicamente y, poco a poco, aquello me gustaba cada vez más, me sentía muy a gusto hablando con él, sólo me apetecía hablar con él. Estaba enamoradísima de él y él no lo sabía.
Y se lo tuve que decir. Él era muy tímido y yo soy todo lo contrario, de modo que no me puede aguantar y se lo dije, y él se quedó parado, sin decir nada. Tras insistirle, me dijo que era el mejor momento de su vida porque él quería decirme lo que yo le acababa de decir desde hace 10 años, 10 AÑOS, pero no se atrevió nunca. Entonces entendí por qué me dijo que nunca sería feliz. Llevaba desde la primaria enamorado de mí y, hasta primero de bachillerato, no fue capaz de dar un paso adelante. Lloramos los dos y nos abrazamos, y ese abrazo se me hizo eterno y, a la vez, corto. Nunca he sentido nada igual. Y nos dimos una oportunidad.
Me encantaba cuando quedábamos porque hacíamos cosas que a nadie más se le pasarían por la cabeza y que resultaban ser muy románticas para mi gusto: una noche, en vez de ir a un restaurante a cenar, cogimos una mesa plegable, una tortilla de patatas, cuatro cosas más y cenamos en el metro
Y así, muchas otras. Además, siempre me regalaba un poema o un escrito sobre lo que sentía por mí. Dudo que conozca a nadie más detallista y romántico.
Pero le entraron las dudas. Al año de estar saliendo, me dijo que tenía miedo de no poder seguir haciéndome feliz porque éramos muy diferentes y, a la larga, me acabaría cansando y me buscaría a otro más como yo, más extrovertido, con más carácter, más atractivo y más seguro de sí mismo, a lo que le respondí que eso no tenía porque ser así, que yo estaba muy a gusto con él y que no tenía nada que temer, pero él ya había tomado una decisión.
Con el paso de las semanas, se fue distanciando de mí y sólo me volvió a hablar para decirme que se iba a cambiar de ciudad y que me estaba muy agradecido por lo nuestro. Al día siguiente, publicó en mi muro de Facebook esta canción:
Y ya no he vuelto a tener contacto con él. Dejó de cogerme el móvil, me borró del Facebook...
Ayer me entró un ataque de nostalgia, cotilleé su Facebook y me alegré porque vi que
tiene novia. Él decía que nunca sería feliz porque nunca encontraría a nadie a quien querer dada su timidez, pero se equivocaba
Tal vez haya sido gracias a mí, gracias a que le di una oportunidad cuando peor estaba y, con ello, le hice creer que él era capaz de encontrar a alguien a quien poder amar y que le hiciera feliz
Me fui a dormir más contenta que nunca y sigo contenta aún, y me da que me durará
No hay resumen porque no me veo capaz de hacer un resumen que capte la esencia de lo que acabo de escribir.