Otoño en la Terraza

Desde lo alto contemplas la dorada alfombra con la que los plátanos de sombra han tapizado el suelo. Ni el viento más fuerte podría ascender una sola de las hojas hasta la baranda desde donde te asomas. Respiras tranquilo a tus treinta virtuales. Te los has ganado a pulso con esos injertos. Las finanzas van bien. No tanto como tu copa de daikiri, que lleva tiempo seca mientras esperas a que la puta-camarera puta venga del bar con otra. Puta...





La camarera no va a regresar y aún no sabes por qué. Ni ella misma lo sabe. Pero en las plantas de abajo se masca la tragedia. Los cimientos se hunden por instantes. Primero caeran los trabajadores de las oficinas de las plantas bajas. Proletarios de oficina. Pobres desgraciados. Eso les pasó por confiar en los papeles falsos del Estado. Billetes que sólo sirven para quemar en las noches de invierno. Lo tuyo es diferente. Es internacional. Como destellos en una pantalla...




Algunos confiaron en cosas más antiguas todavía. En el oro y la plata. Pero son difíciles de guardar y transportar. Los robos están a la orden del día. ¿ Pero cómo te van a robar a tí?. Que usas claves cuánticas. Nadie puede desencriptar eso ¿ no?. Nadie que se sepa...



Pero lo que no sabías, mamarracho, es que si el sótano y las plantas bajas caían, también lo haría la azotea. Caerías de más alto, eso sí. Caerías con elegancia.



Mientras, fondeado en alguna parte del puerto cercano, el terrorista internacional, el terrorista más buscado, con un móvil en la mano está dinamitando. Bueno, más bien, tetranitrocubaneando, el edificio más alto. El más chulo en los otoños. El de la empresa extorsionada, coaccionada, impagadora, que hace meses litiga, pero fuera de juzgados, bajo la superficie de los procesos oficiales, contra él.

No confíes en metales preciosos. No confíes en criptomonedas. Ármate hasta los huesos y vete a donde ninguna monte ría contra tí te pueda joder la vida...

Es el nuevo-viejo mundo de los menesterios put@s, los grupos armados paramilitares, el sexo, la droga y el rock and roll. Y aquí cuenta lo mismo que hace tropecientos años...