Bocachocho
Regumal/regubien.. no engancha, es puro bodrio
No esta mal, entretiene y tal..
Es muy buena tio! Podrías vivir de esto si entrenaras un poco!
Eres el puto amo! Es una obra maestra!!
¿SUGERENCIA DE TÍTULO?
ES mi tercera novela, y espero que os guste de corazón.
Lolo salió lentamente del parque y fue calle arriba hacia su bar preferido. El bar siempre estaba allí. Lolo echaba anclas en aquel bar. Era su único refugio. Era despiadado y exacto.
De camino, Lolo pasó por un terreno baldío. Un grupo de hombres de mediana edad jugaba a fútbol. No estaban en forma. La mayoría tenían una barriga prominente, eran bajos de estatura y tenían grandes traseros, casi de mujer.
Lolo se detuvo y observó el juego. Muchos tiros fuera, lanzamientos absurdos, errores, pelotas mal chutadas, pero seguían jugando. Casi como un rito, un deber. Y estaban furiosos. Lo que mejor les salía era la furia. La energía de su furia era lo que dominaba.
Lolo se quedó mirando. Todo parecía inútil. Hasta la pelota parecía triste, botando aquí y allá inútilmente.
-Hola, Lolo, ¿cómo es que no estás en el bar?
Era el viejo y flaco Bocachocho chupando su pipa. Bocachocho tenía alrededor de 62 años, siempre miraba hacia adelante, nunca te miraba a tí, pero de todas formas te veía desde detrás de aquellas gafas sin montura. Y siempre llevaba un traje negro y una corbata azul. Entraba en el bar todos los días alrededor de mediodía, se tomaba dos cervezas y luego se iba. No se le podía odiar y no se le podía querer. Era como un calendario o un portaplumas.
-Para allá voy -contestó Lolo.
-Voy contigo -dijo Bocachocho.
Así que Lolo se fue andando con el viejo y flaco Bocachocho, y el viejo y flaco Bocachocho iba chupando su pipa. Bocachocho siempre tenía encendida aquella pipa. Bocachocho era su pipa. ¿Por qué no?
Caminaban juntos sin hablar. No había nada que decir. Paraban en los semáforos. Bocachocho chupaba su pipa.
Bocachocho tenía dinero ahorrado. Nunca se había casado. Vivía en un apartamento de dos habitaciones y no hacía gran cosa. Bueno, leía los periódicos, pero sin demasiado interés. No era creyente. Pero no por falta de convicción, sino porque simplemente no se había preocupado de considerar ese aspecto de un modo u otro. Era como no ser republicano por no saber lo que es ser republicano. Bocachocho no era feliz ni desgraciado. Una vez se puso nervioso un instante, pareció que algo le preocupaba y durante unas décimas de segundo el terror se reflejó en sus ojos. Luego aquello pasó, rápidamente..., como una mosca que se hubiera posado... y luego saliese disparada hacia tierras más prometedoras.
Entonces llegaron al bar. Entraron. El gentío habitual.
Bocachocho y Lolo se sentaron en sus taburetes.
-Dos cervezas -canturreó al camarero el bueno de Bocachocho.
-¿Qué haces, Lolo? -preguntó uno de los clientes del bar.
-Buscar, moverme y cagar -contestó Lolo.
Lo sintió por Bocachocho. Nadie lo había saludado. Bocachocho era como un papel secante sobre una mesa de despacho. No impresionaba. A Lolo lo veían porque era un vagabundo. Les hacía sentirse superiores. Necesitaban esa sensación. Bocachocho les hacía sentirse débiles y ellos ya eran débiles de por sí.
No pasaba nada importante. Todo el mundo estaba sentado frente a sus bebidas, mimándolas. Pocos tenían la suficiente imaginación como para emborracharse simplemente como una cuba.
Una insulsa tarde de sábado.
Bocachocho pidió su segunda cerveza y tuvo la amabilidad de invitar a Lolo de nuevo. La pipa de Bocachocho estaba roja por las seis horas que llevaba ardiendo sin parar. Acabó su segunda cerveza y salió del bar, y entonces Lolo se quedó allí sentado solo, con el resto de la tripulación.
Era un sábado lento, lento, pero Lolo sabía que si se quedaba allí sin hacer nada el tiempo suficiente, lo lograría. Por supuesto, el sábado por la noche era el mejor momento para gorronear copas. Pero no tenía adónde ir hasta entonces. Lolo tenía que evitar a la dueña de la pensión. Pagaba por semanas y llevaba nueve días de retraso.
El ambiente se puso terrible entre copa y copa. Lo único que buscaban los clientes era sentarse y estar en algún sitio. Reinaba una soledad general, un miedo suave y una necesidad de estar juntos y charlar un poco, eso les aliviaba. Todo lo que Lolo necesitaba era algo de beber. Lolo podía beber sin parar y aún seguía necesitando más, no existía suficiente bebida para satisfacerle. Pero los demás... sólo estaban allí sentados, interviniendo de vez en cuando se hablara de lo que se hablase.
La cerveza de Lolo se estaba desbravando. Y el asunto consistía en no terminarla, porque entonces había que pagar otra y no tenía dinero. Tenía que tener paciencia y esperanza. Como buen gorrón profesional de copas,Lolo conocía la primera regla: nunca pidas que te inviten. Para los demás la gracia consistía en que estuviese sediento. Si pedía que le invitaran les quitaba el placer de sentirse espléndidos.
Lolo dejó deambular su mirada por el bar. Había cuatro o cinco clientes. No eran muchos y no eran gran cosa. Uno de los que no eran gran cosa era Marcelino. La razón principal por la que Marcelino creía merecer la inmortalidad era que se comía seis huevos para desayunar. Todos los días. Pensaba que eso le hacía superior. Pensar no se le daba bien. Era enorme, casi tan ancho como alto, tenía unos ojos pálidos y despreocupados, de mirada fija, un cuello de roble y unas manos enormes, peludas y nudosas. Marcelino estaba hablando con el camarero. Lolo miraba una mosca que se estaba metiendo despacito en un cenicero mojado de
cerveza que había frente a él. La mosca dio varias vueltas entre las colillas, se dio contra un cigarrillo borracho y entonces emitió un zumbido furioso, se elevó en línea recta hacia arriba, pareció luego que volaba hacia atrás y hacia la izquierda y después se esfumó.
Marcelino era limpiacristales. Sus ojos afables vieron a Lolo. Sus gruesos labios se contrajeron en una sonrisa altanera. Cogió su botella, se acercó, se sentó en el taburete contiguo al de Lolo.
-¿Qué haces, Lolo?
-Estoy esperando a que llueva.
-¿Te apetece una cerveza?
-Estoy esperando a que llueva cerveza, Marcelino. Gracias.
Me gusta cómo has marcado el ritmo con los puntos. Frases cortas muy seguidas, que hacen fluir el texto de forma amena; y sin embargo, creo que he echado en falta una mayor variedad en la yuxtaposición, un mayor uso de las comas, o de los puntos y comas, puntos suspensivos..., para que el texto no resulte demasiado monótono, y el lector no se acostumbre demasiado a ese ritmo del que hablo (la costumbre es aburrimiento).
La verdad es que, aunque yo no soy un buen lector, porque leo muy de vez en cuando, me hubiese leído gustosamente un segundo capítulo si lo hubieses escrito, o publicado. El texto engancha y eso es lo importante; los personajes están bien creados, bien definidos y tienen interés; y el ritmo es adecuado (a pesar de lo que ya he comentado) y por eso no sientes la necesidad de dejar de leer.
Buen trabajo, y sigue así. Si no dejas de escribir y le dedicas más horas, puede que algún día hagas una novela muy interesante.
Está chulo. Pon ese pasaje, un poco más escueto en el contexto de una novela y ya tienes por donde empezar, porque son buenas las descripciones. Y le puedes llamar Los Lunes Al Sol, Historia de España, por ejemplo (bromilla)
Me ha gustado mucho.
@Casanova te supera
Tienes que pasarle unos cuantos ojos, porque el estilo es bastante malillo. Se entiende la idea, el tema, y creas ambiente, pero en serio, míratelo, porque se lee como si fuera algo demasiado amateur;
¿Cuántas horas escribes al día?
Dirás a la revista hola.El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Pd, no es por desilusionar, pero vivir de las letras en este país es poco menos que imposible. Es más fácil pillar sitio en GH o Sálvame...
Última edición por PadreJerome; 18/02/2015 a las 10:42
Charles Bukowski esto, Charles Bukowski lo otro...
pide perdón por el retraso anda...
como sugerencia del título: Vida de un Vagabundo... por aquello de plagiar ya de manera completa y sana
críticos literarios mediosEl mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Ostia, es verdad, Sólo ha españolizado los nombres e ya...El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
... y yo creyendo que eran los primeros pasos de un escritor con talento
Ta bien BukowskiEl mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.