Pedro estaba al borde del acantilado, parecía mentira que lo que había empezado con tanta ilusión, lo hubiese llevado hasta allí. Su negocio, con el que mantenía a su familia no daba más de si y pronto lo perdería todo.
Arrodillado junto al borde del gran salto, contenía sus lágrimas, siempre había sido un hombre fuerte, hoy no iba a ser diferente.
En ese momento, una mano toca su hombro. Pedro aprieta los dientes, sus hombros duelen, la carga que había soportado había destrozado sus hombros pero, no iba rechistar, era su día a día hasta el fin de los días.
"Tengo que contarte una cosa"
Esas 5 palabras dolieron más que los 5 dedos colocados sobre su hombro.
Su mujer ya no lo miraba como antes, atrás quedaron aquellos años de felicidad en la que sólo pensaban en como tener una escapada para poder comerse a besos.
"No recuerdo la ultima vez que pasamos tiempo juntos. el poco tiempo que pasas en casa siempre tienes la cabeza en otro sitio o estás enfadado. Ya no eres el chico alegre y simpático del que me enamoré. Lo he pasado mal y tenía que contárselo a alguien. Mi antiguo amigo de la facultad me ha ayudado mucho, me ha escuchado y me ha dado ánimos durante mucho tiempo y..."
Pedro hace un gesto para no escuchar el resto de la historia y pide a su mujer que se vaya.
Tiene la mirada perdida en el vacío, ya no hay mano sobre su hombro, pero el la siente, siente lo que deben sentir los molinos cuando el aire que no se ve los empuja y hace que giren. Pedro siempre se había sentido como un gigante pero, esa ilusión había desaparecido dando paso a la realidad, Pedro ya no era mas que otro molino que gira mientras cae al vacío.
A nadie le importará su muerte. Ningún ayuntamiento hará minutos de silencio por él. No publicarán noticias algunas, ni aparecerá en las redes sociales. Los bancos y las compañías de seguros pelearán como buitres por sus huesos, siempre les han venido bien los estúpidos como Pedro.
Pedro sólo será un numero más en la tasa de suicidios que nadie sabe las causas y motivos de ellos, sólo será un cobarde por haber elegido el camino "rápido".
Pedro estaba al borde del acantilado, parecía mentira que lo que había empezado con tanta ilusión, lo hubiese llevado hasta allí. Su negocio, con el que mantenía a su familia no daba más de si y pronto lo perdería todo.
Arrodillado junto al borde del gran salto, contenía sus lágrimas, siempre había sido un hombre fuerte, hoy no iba a ser diferente.
En ese momento, una mano toca su hombro. Pedro aprieta los dientes, sus hombros duelen, la carga que había soportado había destrozado sus hombros pero, no iba rechistar, era su día a día hasta el fin de los días.
"Tengo que contarte una cosa"
Esas 5 palabras dolieron más que los 5 dedos colocados sobre su hombro.
Su mujer ya no lo miraba como antes, atrás quedaron aquellos años de felicidad en la que sólo pensaban en como tener una escapada para poder comerse a besos.
"No recuerdo la ultima vez que pasamos tiempo juntos. el poco tiempo que pasas en casa siempre tienes la cabeza en otro sitio o estás enfadado. Ya no eres el chico alegre y simpático del que me enamoré. Lo he pasado mal y tenía que contárselo a alguien. Mi antiguo amigo de la facultad me ha ayudado mucho, me ha escuchado y me ha dado ánimos durante mucho tiempo y..."
Pedro hace un gesto para no escuchar el resto de la historia y pide a su mujer que se vaya.
Tiene la mirada perdida en el vacío, ya no hay mano sobre su hombro, pero el la siente, siente lo que deben sentir los molinos cuando el aire que no se ve los empuja y hace que giren. Pedro siempre se había sentido como un gigante pero, esa ilusión había desaparecido dando paso a la realidad, Pedro ya no era mas que otro molino que gira mientras cae al vacío.
A nadie le importará su muerte. Ningún ayuntamiento hará minutos de silencio por él. No publicarán noticias algunas, ni aparecerá en las redes sociales. Los bancos y las compañías de seguros pelearán como buitres por sus huesos, siempre les han venido bien los estúpidos como Pedro.
Pedro sólo será un numero más en la tasa de suicidios que nadie sabe las causas y motivos de ellos, sólo será un cobarde por haber elegido el camino "rápido".
Pedro estaba al borde del acantilado, parecía mentira que lo que había empezado con tanta ilusión, lo hubiese llevado hasta allí. Su negocio, con el que mantenía a su familia no daba más de si y pronto lo perdería todo.
Arrodillado junto al borde del gran salto, contenía sus lágrimas, siempre había sido un hombre fuerte, hoy no iba a ser diferente.
En ese momento, una mano toca su hombro. Pedro aprieta los dientes, sus hombros duelen, la carga que había soportado había destrozado sus hombros pero, no iba rechistar, era su día a día hasta el fin de los días.
"Tengo que contarte una cosa"
Esas 5 palabras dolieron más que los 5 dedos colocados sobre su hombro.
Su mujer ya no lo miraba como antes, atrás quedaron aquellos años de felicidad en la que sólo pensaban en como tener una escapada para poder comerse a besos.
"No recuerdo la ultima vez que pasamos tiempo juntos. el poco tiempo que pasas en casa siempre tienes la cabeza en otro sitio o estás enfadado. Ya no eres el chico alegre y simpático del que me enamoré. Lo he pasado mal y tenía que contárselo a alguien. Mi antiguo amigo de la facultad me ha ayudado mucho, me ha escuchado y me ha dado ánimos durante mucho tiempo y..."
Pedro hace un gesto para no escuchar el resto de la historia y pide a su mujer que se vaya.
Tiene la mirada perdida en el vacío, ya no hay mano sobre su hombro, pero el la siente, siente lo que deben sentir los molinos cuando el aire que no se ve los empuja y hace que giren. Pedro siempre se había sentido como un gigante pero, esa ilusión había desaparecido dando paso a la realidad, Pedro ya no era mas que otro molino que gira mientras cae al vacío.
A nadie le importará su muerte. Ningún ayuntamiento hará minutos de silencio por él. No publicarán noticias algunas, ni aparecerá en las redes sociales. Los bancos y las compañías de seguros pelearán como buitres por sus huesos, siempre les han venido bien los estúpidos como Pedro.
Pedro sólo será un numero más en la tasa de suicidios que nadie sabe las causas y motivos de ellos, sólo será un cobarde por haber elegido el camino "rápido".
Pedro estaba al borde del acantilado, parecía mentira que lo que había empezado con tanta ilusión, lo hubiese llevado hasta allí. Su negocio, con el que mantenía a su familia no daba más de si y pronto lo perdería todo.
Arrodillado junto al borde del gran salto, contenía sus lágrimas, siempre había sido un hombre fuerte, hoy no iba a ser diferente.
En ese momento, una mano toca su hombro. Pedro aprieta los dientes, sus hombros duelen, la carga que había soportado había destrozado sus hombros pero, no iba rechistar, era su día a día hasta el fin de los días.
"Tengo que contarte una cosa"
Esas 5 palabras dolieron más que los 5 dedos colocados sobre su hombro.
Su mujer ya no lo miraba como antes, atrás quedaron aquellos años de felicidad en la que sólo pensaban en como tener una escapada para poder comerse a besos.
"No recuerdo la ultima vez que pasamos tiempo juntos. el poco tiempo que pasas en casa siempre tienes la cabeza en otro sitio o estás enfadado. Ya no eres el chico alegre y simpático del que me enamoré. Lo he pasado mal y tenía que contárselo a alguien. Mi antiguo amigo de la facultad me ha ayudado mucho, me ha escuchado y me ha dado ánimos durante mucho tiempo y..."
Pedro hace un gesto para no escuchar el resto de la historia y pide a su mujer que se vaya.
Tiene la mirada perdida en el vacío, ya no hay mano sobre su hombro, pero el la siente, siente lo que deben sentir los molinos cuando el aire que no se ve los empuja y hace que giren. Pedro siempre se había sentido como un gigante pero, esa ilusión había desaparecido dando paso a la realidad, Pedro ya no era mas que otro molino que gira mientras cae al vacío.
A nadie le importará su muerte. Ningún ayuntamiento hará minutos de silencio por él. No publicarán noticias algunas, ni aparecerá en las redes sociales. Los bancos y las compañías de seguros pelearán como buitres por sus huesos, siempre les han venido bien los estúpidos como Pedro.
Pedro sólo será un numero más en la tasa de suicidios que nadie sabe las causas y motivos de ellos, sólo será un cobarde por haber elegido el camino "rápido".
Pedro estaba al borde del acantilado, parecía mentira que lo que había empezado con tanta ilusión, lo hubiese llevado hasta allí. Su negocio, con el que mantenía a su familia no daba más de si y pronto lo perdería todo.
Arrodillado junto al borde del gran salto, contenía sus lágrimas, siempre había sido un hombre fuerte, hoy no iba a ser diferente.
En ese momento, una mano toca su hombro. Pedro aprieta los dientes, sus hombros duelen, la carga que había soportado había destrozado sus hombros pero, no iba rechistar, era su día a día hasta el fin de los días.
"Tengo que contarte una cosa"
Esas 5 palabras dolieron más que los 5 dedos colocados sobre su hombro.
Su mujer ya no lo miraba como antes, atrás quedaron aquellos años de felicidad en la que sólo pensaban en como tener una escapada para poder comerse a besos.
"No recuerdo la ultima vez que pasamos tiempo juntos. el poco tiempo que pasas en casa siempre tienes la cabeza en otro sitio o estás enfadado. Ya no eres el chico alegre y simpático del que me enamoré. Lo he pasado mal y tenía que contárselo a alguien. Mi antiguo amigo de la facultad me ha ayudado mucho, me ha escuchado y me ha dado ánimos durante mucho tiempo y..."
Pedro hace un gesto para no escuchar el resto de la historia y pide a su mujer que se vaya.
Tiene la mirada perdida en el vacío, ya no hay mano sobre su hombro, pero el la siente, siente lo que deben sentir los molinos cuando el aire que no se ve los empuja y hace que giren. Pedro siempre se había sentido como un gigante pero, esa ilusión había desaparecido dando paso a la realidad, Pedro ya no era mas que otro molino que gira mientras cae al vacío.
A nadie le importará su muerte. Ningún ayuntamiento hará minutos de silencio por él. No publicarán noticias algunas, ni aparecerá en las redes sociales. Los bancos y las compañías de seguros pelearán como buitres por sus huesos, siempre les han venido bien los estúpidos como Pedro.
Pedro sólo será un numero más en la tasa de suicidios que nadie sabe las causas y motivos de ellos, sólo será un cobarde por haber elegido el camino "rápido".
Pedro estaba al borde del acantilado, parecía mentira que lo que había empezado con tanta ilusión, lo hubiese llevado hasta allí. Su negocio, con el que mantenía a su familia no daba más de si y pronto lo perdería todo.
Arrodillado junto al borde del gran salto, contenía sus lágrimas, siempre había sido un hombre fuerte, hoy no iba a ser diferente.
En ese momento, una mano toca su hombro. Pedro aprieta los dientes, sus hombros duelen, la carga que había soportado había destrozado sus hombros pero, no iba rechistar, era su día a día hasta el fin de los días.
"Tengo que contarte una cosa"
Esas 5 palabras dolieron más que los 5 dedos colocados sobre su hombro.
Su mujer ya no lo miraba como antes, atrás quedaron aquellos años de felicidad en la que sólo pensaban en como tener una escapada para poder comerse a besos.
"No recuerdo la ultima vez que pasamos tiempo juntos. el poco tiempo que pasas en casa siempre tienes la cabeza en otro sitio o estás enfadado. Ya no eres el chico alegre y simpático del que me enamoré. Lo he pasado mal y tenía que contárselo a alguien. Mi antiguo amigo de la facultad me ha ayudado mucho, me ha escuchado y me ha dado ánimos durante mucho tiempo y..."
Pedro hace un gesto para no escuchar el resto de la historia y pide a su mujer que se vaya.
Tiene la mirada perdida en el vacío, ya no hay mano sobre su hombro, pero el la siente, siente lo que deben sentir los molinos cuando el aire que no se ve los empuja y hace que giren. Pedro siempre se había sentido como un gigante pero, esa ilusión había desaparecido dando paso a la realidad, Pedro ya no era mas que otro molino que gira mientras cae al vacío.
A nadie le importará su muerte. Ningún ayuntamiento hará minutos de silencio por él. No publicarán noticias algunas, ni aparecerá en las redes sociales. Los bancos y las compañías de seguros pelearán como buitres por sus huesos, siempre les han venido bien los estúpidos como Pedro.
Pedro sólo será un numero más en la tasa de suicidios que nadie sabe las causas y motivos de ellos, sólo será un cobarde por haber elegido el camino "rápido".
Pedro estaba al borde del acantilado, parecía mentira que lo que había empezado con tanta ilusión, lo hubiese llevado hasta allí. Su negocio, con el que mantenía a su familia no daba más de si y pronto lo perdería todo.
Arrodillado junto al borde del gran salto, contenía sus lágrimas, siempre había sido un hombre fuerte, hoy no iba a ser diferente.
En ese momento, una mano toca su hombro. Pedro aprieta los dientes, sus hombros duelen, la carga que había soportado había destrozado sus hombros pero, no iba rechistar, era su día a día hasta el fin de los días.
"Tengo que contarte una cosa"
Esas 5 palabras dolieron más que los 5 dedos colocados sobre su hombro.
Su mujer ya no lo miraba como antes, atrás quedaron aquellos años de felicidad en la que sólo pensaban en como tener una escapada para poder comerse a besos.
"No recuerdo la ultima vez que pasamos tiempo juntos. el poco tiempo que pasas en casa siempre tienes la cabeza en otro sitio o estás enfadado. Ya no eres el chico alegre y simpático del que me enamoré. Lo he pasado mal y tenía que contárselo a alguien. Mi antiguo amigo de la facultad me ha ayudado mucho, me ha escuchado y me ha dado ánimos durante mucho tiempo y..."
Pedro hace un gesto para no escuchar el resto de la historia y pide a su mujer que se vaya.
Tiene la mirada perdida en el vacío, ya no hay mano sobre su hombro, pero el la siente, siente lo que deben sentir los molinos cuando el aire que no se ve los empuja y hace que giren. Pedro siempre se había sentido como un gigante pero, esa ilusión había desaparecido dando paso a la realidad, Pedro ya no era mas que otro molino que gira mientras cae al vacío.
A nadie le importará su muerte. Ningún ayuntamiento hará minutos de silencio por él. No publicarán noticias algunas, ni aparecerá en las redes sociales. Los bancos y las compañías de seguros pelearán como buitres por sus huesos, siempre les han venido bien los estúpidos como Pedro.
Pedro sólo será un numero más en la tasa de suicidios que nadie sabe las causas y motivos de ellos, sólo será un cobarde por haber elegido el camino "rápido".
Pedro estaba al borde del acantilado, parecía mentira que lo que había empezado con tanta ilusión, lo hubiese llevado hasta allí. Su negocio, con el que mantenía a su familia no daba más de si y pronto lo perdería todo.
Arrodillado junto al borde del gran salto, contenía sus lágrimas, siempre había sido un hombre fuerte, hoy no iba a ser diferente.
En ese momento, una mano toca su hombro. Pedro aprieta los dientes, sus hombros duelen, la carga que había soportado había destrozado sus hombros pero, no iba rechistar, era su día a día hasta el fin de los días.
"Tengo que contarte una cosa"
Esas 5 palabras dolieron más que los 5 dedos colocados sobre su hombro.
Su mujer ya no lo miraba como antes, atrás quedaron aquellos años de felicidad en la que sólo pensaban en como tener una escapada para poder comerse a besos.
"No recuerdo la ultima vez que pasamos tiempo juntos. el poco tiempo que pasas en casa siempre tienes la cabeza en otro sitio o estás enfadado. Ya no eres el chico alegre y simpático del que me enamoré. Lo he pasado mal y tenía que contárselo a alguien. Mi antiguo amigo de la facultad me ha ayudado mucho, me ha escuchado y me ha dado ánimos durante mucho tiempo y..."
Pedro hace un gesto para no escuchar el resto de la historia y pide a su mujer que se vaya.
Tiene la mirada perdida en el vacío, ya no hay mano sobre su hombro, pero el la siente, siente lo que deben sentir los molinos cuando el aire que no se ve los empuja y hace que giren. Pedro siempre se había sentido como un gigante pero, esa ilusión había desaparecido dando paso a la realidad, Pedro ya no era mas que otro molino que gira mientras cae al vacío.
A nadie le importará su muerte. Ningún ayuntamiento hará minutos de silencio por él. No publicarán noticias algunas, ni aparecerá en las redes sociales. Los bancos y las compañías de seguros pelearán como buitres por sus huesos, siempre les han venido bien los estúpidos como Pedro.
Pedro sólo será un numero más en la tasa de suicidios que nadie sabe las causas y motivos de ellos, sólo será un cobarde por haber elegido el camino "rápido".
Pedro estaba al borde del acantilado, parecía mentira que lo que había empezado con tanta ilusión, lo hubiese llevado hasta allí. Su negocio, con el que mantenía a su familia no daba más de si y pronto lo perdería todo.
Arrodillado junto al borde del gran salto, contenía sus lágrimas, siempre había sido un hombre fuerte, hoy no iba a ser diferente.
En ese momento, una mano toca su hombro. Pedro aprieta los dientes, sus hombros duelen, la carga que había soportado había destrozado sus hombros pero, no iba rechistar, era su día a día hasta el fin de los días.
"Tengo que contarte una cosa"
Esas 5 palabras dolieron más que los 5 dedos colocados sobre su hombro.
Su mujer ya no lo miraba como antes, atrás quedaron aquellos años de felicidad en la que sólo pensaban en como tener una escapada para poder comerse a besos.
"No recuerdo la ultima vez que pasamos tiempo juntos. el poco tiempo que pasas en casa siempre tienes la cabeza en otro sitio o estás enfadado. Ya no eres el chico alegre y simpático del que me enamoré. Lo he pasado mal y tenía que contárselo a alguien. Mi antiguo amigo de la facultad me ha ayudado mucho, me ha escuchado y me ha dado ánimos durante mucho tiempo y..."
Pedro hace un gesto para no escuchar el resto de la historia y pide a su mujer que se vaya.
Tiene la mirada perdida en el vacío, ya no hay mano sobre su hombro, pero el la siente, siente lo que deben sentir los molinos cuando el aire que no se ve los empuja y hace que giren. Pedro siempre se había sentido como un gigante pero, esa ilusión había desaparecido dando paso a la realidad, Pedro ya no era mas que otro molino que gira mientras cae al vacío.
A nadie le importará su muerte. Ningún ayuntamiento hará minutos de silencio por él. No publicarán noticias algunas, ni aparecerá en las redes sociales. Los bancos y las compañías de seguros pelearán como buitres por sus huesos, siempre les han venido bien los estúpidos como Pedro.
Pedro sólo será un numero más en la tasa de suicidios que nadie sabe las causas y motivos de ellos, sólo será un cobarde por haber elegido el camino "rápido".