
Iniciado por
Anodina
Puedo desarrollar la del chaval que me llevaba diez años...
Le conocí en un pub, y estaba cantando una canción de 30 second to mars, lo que me hizo pensar que era guiri. Eso, y que le invité a jugar al billar y no articuló casi palabra.
A la semana siguiente volvió al pub (yo iba mucho, y a él jamás le había visto hasta la vez anterior). Entonces le di mi número, sin más. Estaba con unos amigos, yo con las mías, así que quedó ahí la cosa. Y tampoco soy de ponerme a hacer mamadas en el baño o acostarme con desconocidos, dicho sea de paso.
A las horas me escribe, que estaba muy contento de que le diera mi número, que le había gustado desde el primer día cuando me puse también a tararear la canción, y me propuso quedar al día siguiente para tomar un helado. Y yo pues al lío.
Y aquí pues debí imaginar la edad, como ya han comentado... En esa "cita", paseo por la playa, coge y se quita la camiseta. Yo le miraba en plan "pero este de donde ha salido, flipao". Pero bueno, que el chaval estaba muy bien. Más bajito que yo pero eso nunca me ha importado.
Ah, y un piercing en el labio, que es algo que por norma me echa para atrás pero en su caso le daba tremendo morbo. Con la coña del piercing, me acabó preguntando si quería saber cómo era un beso con eso, y yo toda chiquillaja "venga va".
Un par de noches después volvimos a vernos en el pub, yo con dos amigas en modo alcahuetas, y él integrándose muy bien, muy divertido. Un bailoteo y me pilla por banda y venga morreo viene morreo va. Yo que, a ver, no soy tímida pero tampoco de andar besándome pegada a las paredes con público, me dejé llevar. Y otra cosa no, pero quedarme en besos, es para el instituto, así que me lo llevé a un descampado en el coche. Ese chico podía ser joven, pero vaya que si sabía lo que estaba haciendo. Y he tenido polvos muy buenos, pero lo de este tío no era normal. Y el piercing, ay el piercing... Ahora los idolatro.
Pues no fue hasta varios días después que se me ocurrió hablar de la edad. Él me echaba menos, yo a él más. Por un lado ese sentimiento del que hablaba de sentirme una pervertidora de chavalines (mayor de edad, por un pelo, eso sí), y por otro, el subidón de que un yogurín no parara de decirme lo buena que estaba. Si le aguanté un mes, fue por eso. Porque es cierto que de conversaciones sobre mangas y videojuegos, no se puede vivir.
A parte que le vi bastante lanzado a algo serio. Me regaló un peluche más grande que yo, perfumado con su colonia, lo cual me pareció muy romántico pero... Que yo no iba por ahí. Luego empezó a pedirme de vernos más, y aunque estaba encantada de que me matara a polvos (y que me cogía del cuello sin tener que pedirlo), su plan de vernos más incluía hacer cosas fuera de la cama y en ese aspecto era aburrido... Y que me quiso presentar a sus padres, y por ahí, en un mes, no paso.
Así que le dije la verdad, que tampoco era algo que no le hubiera dicho ya pero se hacía el sordo: que yo no estaba en ese plano, que aunque no necesitaba conocer a más gente, no quería algo serio. Y que obviamente, él merecía más.
No volvió por el pub, y santas pascuas.
Mi coche le recuerda con cariño.