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Incógnito
Bien, comienzo:
Hoy en día no se tiene aún establecida una definición completa y precisa para lo que es la "vida" o, en otras palabras, cuáles son aquellas características que comparten todos los seres vivos. Pero yo te pregunto ahora, ¿no es acaso la vida todo aquel sistema que tiende a reducir al mínimo su estado máximo de entropía? "Por supuesto" me dirás, pues los seres vivientes evitan el desorden y tienden al equilibrio de su sistema. Tan solo hay que ver cómo hasta la más pequeña bacteria contiene información codificada en forma de ADN que dictamina cómo han de ser todas y cada una de sus estructuras propias y cómo, además, han de captar información externa para regularse funcionalmente en un medio que nos parece inerte, o más bien caótico.
Pues bien, ahora que ya sabemos que los seres vivos se caracterizan por ser capaces de disminuir su estado máximo de entropía, analicemos detalladamente todos y cada uno de los intentos de la vida para hacer más precisa esta funcionalidad reguladora que comparten. El medio por el que se sirve la vida para tomar diferentes caminos con sus correspondientes apuestas de regulación y perpetuación de los organismos se llama "evolución", y los grupos en los que se dividen estos intentos de la vida son los reinos: El Reino Animal, el Reino Vegetal, el Reino Protistas, el Reino Móneras, el Reino Hongos.
Centrémonos, por ejemplo, en el Reino Animal que bien conocemos todos. Sus organismos componentes comparten las características de ser móviles sin pared celular y de ingerir alimentos. Pero ahora te pregunto, ¿no son tan diferentes entre sí un insecto y un reptil como para apreciar aún más diferencias entre ellos? "Claro, no hay duda" me dirás. ¿Y acaso en su camino evolutivo no han tratado de tomar diferentes opciones por las que poder regularse y perpetuarse? Esto también se ve claro, así que tratemos de analizar, por ejemplo, las opciones evolutivas de los reptiles, los insectos, los peces y los mamíferos:
- Reptiles: en este caso se intuye con presteza que la dureza y la fuerza son características propias de estos individuos, y que su camino evolutivo es diferente completamente al de un pequeño insecto.
- Insectos: en este caso también se intuye con rapidez que los insectos comparten, en su mayoría, la característica de ser "comunitarios". Una plaga de insectos no es más que una gran comunidad de muchos de ellos que se asocia con la función de regular un sistema (colmena u hormiguero, por ejemplo) y con la función de seguir perpetuando la especie.
- Peces: se han especializado en vivir en el 71% de la superficie del planeta, es decir, en subsistir en la superficie más amplia posible: el agua.
- Mamíferos: este es un caso verdaderamente interesante a tratar, porque parece ser que los mamíferos comparten entre ellos una peculiaridad mucho más desarrollada que la del resto de organismos del Reino Animal: la capacidad de análisis del entorno. Me parece preciso señalar que no hay más que observar a un caballo, un ratón, un perro o un chimpancé para percatarse de que son animales con una capacidad de análisis del entorno mayor que la de un insecto o un pez. También cabe señalar que es curioso que la capacidad de análisis y síntesis del entorno esté igualmente dispuesta que la capacidad de "conciencia". Es decir, un animal con mayor "conciencia" es un animal con mayor capacidad de análisis de su entorno, y también de sí mismo. Y justo en la cúspide de esa capacidad se encuentra el ser humano, que como no podría ser de otra forma, es el mamífero y el animal que más orden es capaz de crear en el mundo.
El ser humano ha conquistado tierra, mar y cielo, y ha diseñado para todo ello un sistema genuinamente complejo: las relaciones políticas y económicas, las relaciones sociales, las infraestructuras que conforman la sanidad, la educación, etc. Este sistema no es un sistema que tienda a aumentar su propio nivel de desorden, es un sistema que tiende a reducirlo. ¿Podríamos decir entonces que el ser humano es la apuesta más arriesgada de la vida para reducir la entropía total de un sistema? Puede ser que sí o puede ser que no. En la Tierra, desde luego, lo es. ¿Y no es acaso el mayor sistema el propio Universo? Lo es, y quizás el sentido secreto de la vida no sea más que reducir la entropía total del cosmos.
Mientras que el resto de intentos que ha tomado la vida por medio de la evolución han sido otra clase de apuestas como la dureza, la fuerza, el veneno, el camuflaje, etc, al ser humano quizás le haya tocado tener entre sus manos las mejores apuestas posibles de la vida: 1) el análisis del entorno y de uno mismo muy desarrollados (conciencia y autoconciencia), que son parte de la observación y la sensación; 2) el poder imaginativo y la memoria, que son parte de la razón. En definitiva, cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿No es acaso el intelecto la mejor cosa posible a evolucionar? ¿O se te ocurre alguna otra? Aprovecha bien nuestra apuesta de la vida, porque el Universo necesita de tu aportación racional para poder interpretarlo y evitar un desastre común: su desaparición.