Toda la noche en vela

No he pegado ojo en toda la noche. Ahora mismo me dirijo hacia North Asbury Avenue. El café de Maurice Murphy es el único abierto en toda Oklahoma. Mientras conduzco fumo un cigarrillo. La radio apenas emite un leve murmullo audible. Conduzco con la barbilla alzada, cansado y tranquilo, como si volviese a casa después de un buen combate de boxeo. Pienso cómo entraré en el bar, saludaré al bueno de Maurice, me sentaré en uno de los taburetes de la barra y pediré el desayuno. Huevos revueltos y beicon. También allí sonará el leve murmullo de la radio. Maurice me preguntará "¿una noche dura, verdad?", al mismo tiempo que me sirve café caliente en una taza. Yo no contestaré. Pero ese silencio le estará diciendo que sí. Empezará a sonar el chisporroteo del beicon en el aceite.

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