"En Francia, siempre se ha privilegiado el motor diésel. Y aún lo sigue siendo. (...) Eso fue un error, hay que enmendarlo progresivamente y de manera pragmática", declaro el primer ministro francés Manuel Valls hace unos días en el discurso de cierre del tercera Conferencia medioambiental gala.

En Francia el anuncio causó un auténtico revuelo. El motor diésel lleva más de 30 años siendo el favorito de los galos, Peugeot es uno de los principales productores mundiales de motor a gasoil y el 65 % de las matriculaciones en Francia se hacen con coches diésel. Para enmendar el error, el ejecutivo galo empezará subiendo el precio del gasoil con una tasa de 2 céntimos por litro, que se acumulará a la tasa sobre el carbono de 2 céntimos por litro que se aplicará tanto a la gasolina súper como el gasoil.

No solamente el gasoil subirá 4 céntimos por litro el próximo 1 de enero en Francia, se pondrá en marcha también un sistema de identificación de los coches que más contaminan ya sea mediante lectura de matrículas, identificativos del seguro (es obligatorio llevarlo en el parabrisas) de diferentes colores en función de sus emisiones, etc. que permitirán a las municipalidades poner en marcha, si lo desean, restricciones a la circulación de los coches en sus cascos históricos y favoecer el uso de coches menos contaminantes. En todo caso es darles la oportunidad de recaudar a nivel local.

Por otra parte, el gobierno francés pondrá en marcha incentivos para quién entregue su diésel al cambiar por un coche eléctrico o híbrido enchufable. Estas ayudas podrían ser de hasta 10.000 euros por coche. En las zonas más contaminadas, ese incentivo se aplicaría también para la compra de coches de segunda mano.


El motor diésel siempre ha contaminado más que el motor de gasolina, pues emite en la atmósfera más partículas y óxidos de nitrógeno. En los últimos años se ha favorecido el diésel indirectamente por la imposición sobre las emisiones de CO2. El diésel emite menos CO2 por lo tanto está menos gravado que un coche gasolina.

Esto ha tenido un efecto perverso. En lugar de favorecer la protección de espacios verdes y bosques, que se nutren del CO2, a nivel europeo se ha preferido limitar las emisiones de CO2, obviando los óxidos de nitrógeno y partículas de los diésel, premiando simplemente al que menos CO2 emite. Por eso las acertadas políticas de Volkswagen y Land Rover de plantar bosques han pasado desapercibidas. La necesidad de limitar las emisiones de CO2 provocó el auge de los motores gasolina de inyección directa, emisiones de los cuales podrían ser cancerígenas.

Si bien las medidas prospuetas por Valls son loables, también levanta ciertas preguntas. ¿Será la subida de las tasas sobre el gasoil suficiente como para financiar los incentivos? ¿Qué opinarán y harán los transportistas con esta subida del gasoil? ¿En caso de éxito, podrán las centrales nucleares dar abasto a la demanda en electricidad? Hay analistas que piensan que no.

Francia quiere acabar con la hegemonía del diésel tras favorecerlo durante más de 30 años
a calamarear a jerusalen