Guía de reconocimiento de domingueros

  1. #1
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    Guía de reconocimiento de domingueros

    Nada es demasiado grande o antiaerodinámico para llevarlo en el techo

    Por unas razones o por otras, un servidor, como tantos otros, es un usuario intensivo de las carreteras. Con prácticamente 125.000 km rodados cada año en todo tipo de condición, uno ya está acostumbrado a casi todo, pero me sigue llamando la atención la prevalencia de un género de automovilista, caracterizado por una conducta y unas manías muy marcadas: El dominguero.

    El dominguero no nace, se hace. Es un género que parecía en extinción, pero que cada puente o cada operación salida de tráfico vuelve a demostrar que sí, que sigue existiendo. Y que, desgraciadamente, no tiene visos de corregirse a corto plazo.

    ¿Cómo identificarlo?

    - Distancia de seguridad: El dominguero nació para leer el número de teléfono que aparece en el portaplacas que llevas en tu matrícula trasera. Cuando le busques en el retrovisor te asustarás, pues desde él podrás contarle los pelos de la nariz. Parece ser que en la autoescuela confundió la unidad de medida de distancia de seguridad recomendada de metros a milímetros. Así, a 120 por hora, en lugar de dejar 144 metros, prefiere dejar 144 milímetros.

    - Luces largas siempre: Si te toca conducir de noche, tu retina será la primera en percatarse del dominguero. Las luces largas se hicieron para que él siempre viera mejor que los demás. Aunque lo tengas pegado en el cogote no verá razón alguna para quitarlas. Y si le enciendes los intermitentes de emergencia creerá que le estás retando a algún tipo de juego violento y te realizará aspamientos agresivos. Existen variantes de domingueros según localidades en este sentido, los hay que creen que si se pasan al carril izquierdo de la autovía ya no deslumbran a los que van por el carril derecho. Están también los que tienen los faros regulados para alumbrar Marte o Júpiter.

    - El carril izquierdo es mío: Da igual que el carril derecho esté solitario o huérfano y que el derecho esté repleto de coches haciendo una cola de 500 metros. Él siempre prefiere ir por la izquierda aunque circule a 100 km/h. Su reacción a ráfagas para invitarle a darte paso puede acabar con amenazas de muerte o incluso con demostraciones de lo que es un cuchillo jamonero (sí, yo me preguntaba por qué llevaba ese señor de la Scenic de ayer un cuchillo de medio metro bajo su asiento...).

    - Van en manada: Puede que la autovía o autopista tenga kilómetros desangelados, donde no te cruzas con nadie. Pero de pronto, sin previo aviso, te encuentras 8 coches juntos, pegados morro con culo, todos circulando casi a la misma velocidad. Y entonces te preguntas, ¿qué demonios están haciendo? ¿van en grupo? Pues no.

    Al género dominguero, he llegado a deducir, le gusta agruparse, en una suerte de caravana aerodinámica, tal vez para facilitar su aniquilación el día que a algún miembro de la manada le reviente un neumático y otros ocho coches le empotren por detrás.

    - Mantenerse en el carril es aburrido: Cuando te acercas a un dominguero por detrás, creerás que estás corriendo contra Juan Pablo Montoya, que se está defendiendo de un adelantamiento. Esos quiebros izquierda-derecha-izquierda sin previo aviso. Esas invasiones de tu carril en el instante menos esperado te acelerarán el pulso y te dispararán la adrenalina. Y no, no te quejes con un toque de claxon para alertarle de que vais a chocar, pues de la misma manera que te he comentado más arriba, eso puede desencadenar toda una serie de amenazas por parte del citado dominguero.

    - Los radares son para probar los frenos: Los domingueros están convencidos de que un radar a 120 km/h se ha de pasar a 80 km/h. Así, si llevas delante a un espécimen de estos y ves una señal de radar, apártate todo lo que puedas, o te encontrarás haciendo un test de frenada instantáneo cuando el personaje vea la caja del radar y crea que por ir a la velocidad regulada le van a multar.

    - Hay que conducir tumbado: La posición de conducción es muy importante para el dominguero. Hay que intentar ir lo más tumbado posible, conduciendo con el brazo derecho completamente estirado hasta intentar alcanzar el aro del volante.

    - El maletero nunca está suficientemente cargado: Esperar que un dominguero te vea por el retrovisor central es una quimera. Estos personajes llevan tan cargado el maletero que cualquier atisbo de visibilidad hacia atrás está completamente descartado, generalmente bloqueado por algún tipo de producto alimenticio típico de la zona de la que regresan: Desde jamón de Guijuelo hasta ensaimadas mallorquinas.

    - Echar marcha atrás en el peaje es un derecho constitucional: Piénsalo, el dominguero no conoce las señales del tele-peaje. Es la única explicación que uno encuentra cuando los ve en manada aproximarse hacia la cabina de peaje automatizada, esa que ven sola y desangelada mientras las demás cuentan con colas de 20 coches. Pero cuando llegan allí no hay nadie para atenderles, y toca echar marcha atrás. No con precaución y luces de emergencia. No. Hay que hacerlo a toda velocidad maniobrando cual James Bond en una persecución de película.

    - Las presiones de las ruedas son las de fábrica: Sí, pero las que le pusieron en la fábrica al coche. Desde entonces, el género dominguero no ha vuelto a enchufar un manómetro a sus neumáticos, por lo que es típico verlos rodando rozando con las llantas el asfalto.

    - El techo es tu segundo maletero: Tenemos la mala manía de asociar eso de los techos cargados con enormes paquetes a los descendientes de marroquís que bajan a Marruecos cada verano a pasar el mes de agosto. Pero como demuestra la experiencia, los domingueros copian esta estrategia de llevarse el colchón allá donde van de vacaciones (observa la primera imagen del artículo), mal-atado con cuatro cuerdas y haciendo de vela invertida.

    - Hay que hacer barricada en medio de la gasolinera: Un último signo definitorio, aunque seguro que encontráis muchos más para comentar, es la manera de dejar el coche en la gasolinera. Da igual que los demás queramos repostar o abandonar la estación de servicio. El dominguero es dueño y señor de Cepsa o Repsol, y cruza el coche en medio del lugar, aún sin más intención que comprar una botella de agua y sin ganas de echar gasolina, creando una suerte de gymkhana para abandonar el lugar que ni Ken Block superaría.

    Sin solución

    Lo peor de todo es que el género dominguero tiene su subsistencia garantizada para los próximos 10 años. Y es que hasta que se conduzcan los coches solos nos seguirá tocando disfrutar de este personaje que coge el monovolumen cuatro veces al año para cruzar media España sin atender a uno solo de los consejos de circulación más básicos.

    Afortundamente, el resto de días del año podemos circular con la tranquilidad de saber que los domingueros son como son porque apenas conducen nunca, y no nos los vamos a encontrar.

    Oye, ¿y no sería interesante anunciarlos en los paneles informativos y señales de la carretera? Domingueros al volante. Ya podéis ir pensando en el dibujo para la señal...

    Guía de reconocimiento de domingueros

  2. #2
    147,MiTo 1.4TB,Ex-SXI Avatar de Alessio147
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    El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
    Nada es demasiado grande o antiaerodinámico para llevarlo en el techo

    Por unas razones o por otras, un servidor, como tantos otros, es un usuario intensivo de las carreteras. Con prácticamente 125.000 km rodados cada año en todo tipo de condición, uno ya está acostumbrado a casi todo, pero me sigue llamando la atención la prevalencia de un género de automovilista, caracterizado por una conducta y unas manías muy marcadas: El dominguero.

    El dominguero no nace, se hace. Es un género que parecía en extinción, pero que cada puente o cada operación salida de tráfico vuelve a demostrar que sí, que sigue existiendo. Y que, desgraciadamente, no tiene visos de corregirse a corto plazo.

    ¿Cómo identificarlo?

    - Distancia de seguridad: El dominguero nació para leer el número de teléfono que aparece en el portaplacas que llevas en tu matrícula trasera. Cuando le busques en el retrovisor te asustarás, pues desde él podrás contarle los pelos de la nariz. Parece ser que en la autoescuela confundió la unidad de medida de distancia de seguridad recomendada de metros a milímetros. Así, a 120 por hora, en lugar de dejar 144 metros, prefiere dejar 144 milímetros.

    - Luces largas siempre: Si te toca conducir de noche, tu retina será la primera en percatarse del dominguero. Las luces largas se hicieron para que él siempre viera mejor que los demás. Aunque lo tengas pegado en el cogote no verá razón alguna para quitarlas. Y si le enciendes los intermitentes de emergencia creerá que le estás retando a algún tipo de juego violento y te realizará aspamientos agresivos. Existen variantes de domingueros según localidades en este sentido, los hay que creen que si se pasan al carril izquierdo de la autovía ya no deslumbran a los que van por el carril derecho. Están también los que tienen los faros regulados para alumbrar Marte o Júpiter.

    - El carril izquierdo es mío: Da igual que el carril derecho esté solitario o huérfano y que el derecho esté repleto de coches haciendo una cola de 500 metros. Él siempre prefiere ir por la izquierda aunque circule a 100 km/h. Su reacción a ráfagas para invitarle a darte paso puede acabar con amenazas de muerte o incluso con demostraciones de lo que es un cuchillo jamonero (sí, yo me preguntaba por qué llevaba ese señor de la Scenic de ayer un cuchillo de medio metro bajo su asiento...).

    - Van en manada: Puede que la autovía o autopista tenga kilómetros desangelados, donde no te cruzas con nadie. Pero de pronto, sin previo aviso, te encuentras 8 coches juntos, pegados morro con culo, todos circulando casi a la misma velocidad. Y entonces te preguntas, ¿qué demonios están haciendo? ¿van en grupo? Pues no.

    Al género dominguero, he llegado a deducir, le gusta agruparse, en una suerte de caravana aerodinámica, tal vez para facilitar su aniquilación el día que a algún miembro de la manada le reviente un neumático y otros ocho coches le empotren por detrás.


    - Mantenerse en el carril es aburrido: Cuando te acercas a un dominguero por detrás, creerás que estás corriendo contra Juan Pablo Montoya, que se está defendiendo de un adelantamiento. Esos quiebros izquierda-derecha-izquierda sin previo aviso. Esas invasiones de tu carril en el instante menos esperado te acelerarán el pulso y te dispararán la adrenalina. Y no, no te quejes con un toque de claxon para alertarle de que vais a chocar, pues de la misma manera que te he comentado más arriba, eso puede desencadenar toda una serie de amenazas por parte del citado dominguero.

    - Los radares son para probar los frenos: Los domingueros están convencidos de que un radar a 120 km/h se ha de pasar a 80 km/h. Así, si llevas delante a un espécimen de estos y ves una señal de radar, apártate todo lo que puedas, o te encontrarás haciendo un test de frenada instantáneo cuando el personaje vea la caja del radar y crea que por ir a la velocidad regulada le van a multar.

    - Hay que conducir tumbado: La posición de conducción es muy importante para el dominguero. Hay que intentar ir lo más tumbado posible, conduciendo con el brazo derecho completamente estirado hasta intentar alcanzar el aro del volante.

    - El maletero nunca está suficientemente cargado: Esperar que un dominguero te vea por el retrovisor central es una quimera. Estos personajes llevan tan cargado el maletero que cualquier atisbo de visibilidad hacia atrás está completamente descartado, generalmente bloqueado por algún tipo de producto alimenticio típico de la zona de la que regresan: Desde jamón de Guijuelo hasta ensaimadas mallorquinas.

    - Echar marcha atrás en el peaje es un derecho constitucional: Piénsalo, el dominguero no conoce las señales del tele-peaje. Es la única explicación que uno encuentra cuando los ve en manada aproximarse hacia la cabina de peaje automatizada, esa que ven sola y desangelada mientras las demás cuentan con colas de 20 coches. Pero cuando llegan allí no hay nadie para atenderles, y toca echar marcha atrás. No con precaución y luces de emergencia. No. Hay que hacerlo a toda velocidad maniobrando cual James Bond en una persecución de película.

    - Las presiones de las ruedas son las de fábrica: Sí, pero las que le pusieron en la fábrica al coche. Desde entonces, el género dominguero no ha vuelto a enchufar un manómetro a sus neumáticos, por lo que es típico verlos rodando rozando con las llantas el asfalto.

    - El techo es tu segundo maletero: Tenemos la mala manía de asociar eso de los techos cargados con enormes paquetes a los descendientes de marroquís que bajan a Marruecos cada verano a pasar el mes de agosto. Pero como demuestra la experiencia, los domingueros copian esta estrategia de llevarse el colchón allá donde van de vacaciones (observa la primera imagen del artículo), mal-atado con cuatro cuerdas y haciendo de vela invertida.

    - Hay que hacer barricada en medio de la gasolinera: Un último signo definitorio, aunque seguro que encontráis muchos más para comentar, es la manera de dejar el coche en la gasolinera. Da igual que los demás queramos repostar o abandonar la estación de servicio. El dominguero es dueño y señor de Cepsa o Repsol, y cruza el coche en medio del lugar, aún sin más intención que comprar una botella de agua y sin ganas de echar gasolina, creando una suerte de gymkhana para abandonar el lugar que ni Ken Block superaría.

    Sin solución

    Lo peor de todo es que el género dominguero tiene su subsistencia garantizada para los próximos 10 años. Y es que hasta que se conduzcan los coches solos nos seguirá tocando disfrutar de este personaje que coge el monovolumen cuatro veces al año para cruzar media España sin atender a uno solo de los consejos de circulación más básicos.

    Afortundamente, el resto de días del año podemos circular con la tranquilidad de saber que los domingueros son como son porque apenas conducen nunca, y no nos los vamos a encontrar.

    Oye, ¿y no sería interesante anunciarlos en los paneles informativos y señales de la carretera? Domingueros al volante. Ya podéis ir pensando en el dibujo para la señal...

    Guía de reconocimiento de domingueros



    En la vida entendere a los que "van dividiendo la carga aerodinamica por la autovia"...Luego son los que salen en las noticias de 8 coches accidentados colision por alcance en cadena

  3. #3
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    Como digo en otro post falta el fanatico de los antinieblas, el que adelantas y nada mas hacerlo lo hace el para otra vez bajar la velocidad y hacerte frenar. y como no los intermitentes aquellas palancas olvidadas que existen.

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