Un rey deja, al morir, su reino a su hijo, el rey Schariar; el nuevo monarca, que quiere mucho a su hermano Schazamán, le da el reino de Tartaria. Así, Schazamán planea ir a visitar a su hermano, pero descubre que su esposa se encuentra engañándolo así que le corta la cabeza a los culpables. Ya con Schariar, éste se sorprende de lo triste y taciturno que Schazamán se encuentra, por lo que va de caza solo. En el palacio, Schazamán descubre que la esposa de Schariar, la sultana, engaña al rey con Masud, un esclavo negro. Eso hace sentir feliz al rey de Tartaria, ya que su hermano, siendo más poderoso, no pudo evitar ser engañado por la sultana, y entonces, ahora muy feliz, se lo cuenta a su hermano.
Schariar, en un acceso de furia, convence a su hermano de huir, bajo la promesa de que si encuentran a alguien más desgraciado que ellos, volverían. Schazamán acepta y huyen, pero en el camino, se encuentran con un genio que es engañado por una mujer que secuestró. La mujer huye y Schazamán le dice a su hermano que si el poderoso genio no pudo evitar el engaño, nadie puede, por lo que deciden regresar. Schariar vuelve, encierra a la sultana y la decapita delante del visir, luego con su propia mano, decapita a todas las mujeres de la corte. Y ahí, creyendo que todas las mujeres son igual de infieles ordena a su visir conseguirle una esposa cada día, alguna hija de sus cortesanos, y después ordenaría matarla en la mañana. Este horrible designio es quebrado por Sherezade, hija del visir. Ella trama un plan y lo lleva a cabo: se ofrece como esposa del sultán y la primera noche logra sorprender al rey contándole un cuento. El sultán se entusiasma con el cuento, pero la muchacha interrumpe el relato antes del alba y promete el final para la noche siguiente. Así, durante mil noches. Al final, ella da a luz a dos hijos y después de mil y una noches, el sultán conmuta la pena y viven felices (con lo que se cierra la primera historia, la de la propia Sherezade).
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