Dile al Sol que nos engendró
que el etéreo acuario que fuimos
se tornará impávido engendro pétreo
en su incesante escrutinio.
Dile al perro atado a su amo
que todos estamos a algo atados
y que el cánido que viaja libre por el mundo
es una presa de todos en su rumbo.
Dile al hombre que engendró una metáfora
que de tanto ser utilizada se hizo anáfora
que todo aquel que afónico se acabó convirtiendo
lo hizo algo diciendo.
Dile al mar que cuidó la orilla del amor
arrastrando a alta mar todo rencor
que fue tan responsable de las terribles marejadas
como de tus pisadas por la playa en mi mente fosilizadas.
Ve y lleva mi mensaje, paloma mensajera.
Diles que a veces me siento ingrato
pero se me acaba pasando al rato.
Sin tu amor, ya nada me altera.