Me preocupa bastante la desinformación generalizada y, en especial, los pensamientos extremistas y sesgados que terminan por opacar el sentido de (auto)crítica. A lo largo del hilo, uno de ellos presumió en principio como científico que luego resultó ser filósofo titulado, por lo visto, concretamente experto en el marxismo. Para mi sorpresa no supo responder a la pregunta de un usuario sobre autores expertos en Marx y el marxismo en general. Los mayores expertos son Raymon Aron y Jon Elster, de hecho, son los más referenciados y señalados por los destacados dirigentes de ideología filomarxista occidental.
Veo que criticar el comunismo, o estar simplemente en contra de ésta, se le acuse de ser fascista. Es muy preocupante porque el fascismo es una cosa muy seria y es muy peligroso banalizarlo. ¿Qué es ser fascista? En primer lugar, y sobre todo, ser fascista supone superditar al individuo a una idea (que suele tener en un partido a su guardián sagrado) hasta el límite que sea necesario. En tal sentido, todo fascista es, por definición, antiliberal, entendiendo por liberalismo no las estrechas fronteras de una determinada doctrina política, sino la creencia genérica de que el individuo y su libertad han de ser la base de toda relación política y social. La máxima supeditación a una idea (el nacional-socialismo, el nacional-sindicalismo, la supremacía de la raza, etc.) hace que el fascismo sea, además, una ideología que aspire a la toma completa del poder sin alternativas; como ideología antiliberal y antiparlamentaria (de hecho, la mayoría de los fascistas ven en los sistemas de partidos políticos un cáncer social que hay que extirpar), el fascismo propugna, pues, sistemas de partido único o sin partido en los que el derecho al voto o bien es descafeinado, o bien no existe. Siempre ha de existir una organización monopolística que marque el paso de la vida pública; en algunos casos no es estrictamente un partido; por ejemplo, el fascismo español, al ser nacional-sindicalista, lo que propugnaba era el monopolio de la organización sindical y, de hecho, el lema del falangismo radical en los años cuarenta y cincuenta era «Estado sindical».
En cuanto a la dictadura franquista, el tópico pervivió a la guerra, llevándonos a la dinámica de pensar que el franquismo fue fascista y, por lo tanto, la lucha contra el franquismo fue aquella vieja lucha contra el fascismo. Afortunadamente, la historiografía ha terminado por darse cuenta de que Franco desfascistizó su régimen desde el momento en que vio que Hitler podía perder la guerra, convirtiéndolo en una dictadura militar (porque no hace falta ser fascista para aplastar las libertades de los pueblos; ésta es otra confusión bastante común en el lenguaje actual).
Que Franco fue sinceramente fascista, yo creo que no lo duda ni la fundación que lleva su nombre. Que dejó de serlo y que, ítem más, al principal elemento fascista de su gobierno, su cuñado Serrano Súñer, se lo apioló comme il faut, es igual de cierto. Tras esto, ya digo, no hace falta elevar a Franco a los altares, porque se puede dejar de ser un fascista y seguir siendo un cabronazo. Yo, de hecho, conozco personalmente a muy pocos fascistas, apenas uno o dos. Pero cabronazos, los conozco a puñaos. Una discusión interesante es, por ejemplo, si Stalin fue fascista. Yo creo que sí. Como lo fue Mussolini, Hitler, Franco, Mao, Pol Pot. Como ya he dicho, el fascismo no es una ideología ni de derechas ni de izquierdas. Es una forma muy concreta de entender la ideología o, si se prefiere, una tentación totalitaria. Y se puede llegar a experimentar lo mismo cantando "Por Dios, por la Patria y el Rey" que "La Internacional".
En España tenemos dos de los mejores autores referentes al Fascismo: Joan Maria Thomàs y Ferran Gallego. Para entender lo que significó el fascismo español, recomiendo "Los fascismos españoles", y si te ha gustado el autor, que es una eminencia en esta materia, leer "La Falange de Franco. Fascismo y fascistización en el Régimen franquista 1937-1945". Ambas obras son de Thomàs. Personalmente el mejor libro que he leído sobre el fascismo, evidentemente no estoy 100% de acuerdo con ciertas conclusiones del autor en cuestión, es "El evangelio fascista". Un ladrillo de libro pero buenísimo. Ferran Gallego es muy bueno. Si tienes dudas sobre ese autor y su obra, recomiendo leer esta entrevista antes:
Entrevista con Ferran Gallego, historiador del fascismo europeo y el ciclo revolucionario de la primera mitad del siglo XX.
Pero lo que ha de quedar meridianamente claro es que cuando alguien opina algo pero te permite discrepar, no es fascista. Cuando alguien no pretende imponer sus criterios mediante el uso de la violencia, no es fascista. Cuando alguien no propugna de todos los ciudadanos debieran supeditar su libertad, sus acciones y su albedrío a una Idea, no es fascista. Y si no nos damos cuenta de esto, seguiremos usando la palabrita a humo de pajas, y todo lo que conseguiremos es que cada vez signifique más cosas distintas, o sea no signifique ninguna. Y eso, es decir que la palabra fascista en el fondo no signifique nada es exactamente lo que quieren los fascistas.
En fin, no sé si es una trolleada el hilo o van en serio sus comentarios bastantes sesgados sin autocrítica con extremismos, lo que me preocupa realmente son que sus votos valgan lo mismo que el mío (o más).