Iniciado por
SOTAVENTO
Pobre señor Feijóo. Supongo ha de estar sacando cuentas del error cometido al dejar su Galicia natal y trasladarse a Madrid para hacerse cargo del Gobierno de su España y acordarse del cuento de la lechera. Para mí, con respeto, creo que el señor Feijóo será la nueva Inés Arrimadas, que, aunque andaluza, dejó “su” Cataluña para alcanzar la gloria de Madrid y desaparecer del mapa. Algo, pensará, huele mal en Madrid, donde todo el mundo fracasa.
Y fracasa porque no entienden que España no es solo Madrid, que hay en el noroeste peninsular una nación, llamada Cataluña, a la que no se puede tener, ni a ella, ni a sus instituciones, ni a sus ciudadanos como botín de guerra. Que por mucho que se la inunde de manchegos, andaluces, extremeños, castellanos, su espíritu no puede desaparecer, y es más, hay andaluces, manchegos, extremeños, que se integran de verdad en ella y hacen suyas también las reivindicaciones catalanas. Reivindicaciones hace siglos esquilmadas cuando a Cataluña no le importaba pertenecer a la corona española. Luego, por avaricia de ampliación de poder (y todo poder significa dinero) las Cortes Castellanas y el rey francés Borbón, la atacaron y le arrebataron sus privilegios alcanzados durante siglos y empequeñecer o hacer desaparecer su soberanía, su personalidad, sus lengua y cultura, sometiéndola a sus leyes; como hace todo invasor.
Grave error el de la España borbónica y castellana. Crearon un conflicto donde había concordia y paz; un conflicto que dura siglos y no hay visos de solución ni con bombardeos, ni paramilitares de camisa azul mahón, ni cuadrilla de militares de bigotillo franquista. Si cuesta derrocar un cuerpo (el cuerpo de Cataluña ha sido derrotado en ocasiones en parte pero no desaparecido) no se logra al cien por cien, y los restos vuelven a florecer con mayor brío y empuje, pero al alma es imposible derrocarla. La cerrazón de la España borbónica, nos da la razón. El alma del pueblo catalán sigue en pie, una veces más debilitada, otras más fuerte, pero siempre viva y activa. Y la derecha española, españolista y centralista, sabe que sin teta no hay paraíso, o sea, sin Cataluña no hay gobierno central.