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todas tus multis
Harrison Ford, entrevistado pocos días antes del entreno, describió con una palabra Blade Runner 2049: catedral. Un monumento erigido por y para la reverencia de la divinidad, de la belleza. Y no erraba.
Denis Villenueve tenía ante sí uno de los mayores retos que se recuerden en la historia del cine: dirigir, 35 años después, la secuela de uno de los grandes clásicos de ciencia ficción y una de las piedras angulares del cine moderno. Y esa inmensa tarea es llevada a cabo aquí de la mejor (y probablemente, única) manera posible: siendo totalmente fiel a todo lo que representaba la original, mejorando, ampliando y reinventando sus temas.
De la mano del 13 veces nominado al Oscar Roger Deakins, 2049 es un monumento al cine. Una de las películas visualmente más poderosas que se recuerden, con una fotografía que crea un personaje más ayudando al desarrollo de la narrativa, Deakins es capaz de recrear el mundo original de Blade Runner de un modo asombroso. Todo es más moderno; han pasado 30 años y Los Ángeles han evolucionado…a un mundo aún más lóbrego, industrializado, sumido en neón y vapor. Y el dilema original también evoluciona con él.
La trama parte de una premisa simple: K recibe la tarea de retirar a un Replicante, Morton (Dave Bautista), y al hacerlo, descubre una caja llena de huesos en su casa. Estos huesos parecen pertenecer a una Replicante. Pero lo verdaderamente inquietante es que dicha Replicante…estaba embarazada. Algo imposible. Algo que humaniza al robot. Que le dota de la capacidad de crear vida. Como expresa K, “si ha nacido, tiene alma”. Sobre este misterio girarán las casi 3 horas de perfecto cine que nos entrega Blade Runner 2049.
¿Qué significa ser humano? ¿Qué implica tener alma? 2049 aborda estos temas desde la misma lente que lo hacía la original: la dicotomía Replicante-Humano, que aquí es ampliada con la introducción de Joi (sorprendente Ana de Armas). Joi es la compañera IA de K (espléndido y sombrío Ryan Gosling), un Blade Runner encargado de retirar modelos antiguos de Replicantes…con el añadido de ser él mismo uno de ellos. La relación Joi-K es el pilar de la película; ambos piezas (distintas) de tecnología, demuestran ser capaces de sentir y padecer como el resto de mortales. Ambos sienten, y si sienten...¿son humanos?
Blade Runner 2049 es elegantemente dirigida por un pletórico Villenueve en uso de todas sus facultades. Bajo la extraordinaria y brillantísima fotografía de un Deakins que debería tener el Oscar ya asegurado, y con las notas de la antigua BSO de Vangelis ampliada y mejorada por Zimmer y Wallfisch, 2049 es una monumental película de ciencia ficción que respeta, actualiza y amplia la Blade Runner original. Indagando en las vitales cuestiones que planteaba, este ya clásico de ciencia ficción, que trae de vuelta a un excelente Harrison Ford como Deckard, es una orba maestra de nuestro tiempo, y sin duda, la más completa y redonda película del ya genio Denis Villenueve.
La triste realidad es que Denis Villeneuve, un director con grandes películas a sus espaldas, no ha conseguido crear un producto que los fans de Blade Runner o los espectadores en general nos merezcamos. Las razones
por las que el resultado de tantos años de trabajo y esfuerzo no ha sido satisfactorio son las siguientes:
- Una mala dirección de actores, o por lo menos una dirección de actores que no resulta interesante. Los replicantes no son androides. Estos nuevos modelos si, de acuerdo, lo puedo aceptar. Pero entonces porque hacer una película desde el punto de vista de un ser completamente inexpresivo, exento de cualquier emoción y con el que el espectador no puede empatizar. Al centrarse en Ryan Gosling se ignora a una platilla de personajes secundarios infinitamente más interesantes, personajes que realmente me mueven a hacerme preguntas, interesarme por el argumento y quedarme sentada sin rechistar, ni sentir que estoy perdiendo mi tiempo.
En esta película había varios personajes interesantes, con puntos de vista que merecía la pena investigar, pero ninguno de ellos era Ryan Gosling.
- Al no conectar con los personajes principales, ni preocuparme por su destino, muy interesante ha de ser la historia para suplir ese vacío y mantenerme expectante. Esta historia no lo es. La originalidad y la innovación no están presentes.
-Por último, hay que reconocer que Blade Runner (la original) era ante todo una experiencia visual en la que la atención se centraba más en el imaginario visual creado por Ridley Scott que en la historia en sí.
Denis Villeneuve opta por abandonar los espacios claustrofóbicos y llenos de detalles, cambiándolos por explanadas desiertas y decorados casi espartanos. Una decisión que no ayuda a captar la atención del espectador, el cual recorre la pantalla dos segundo y ya ha visto todo lo que había que ver, quedando solo el robótico Ryan Gosling para entretener y llenar el vacío.
En definitiva, ver Blade Runnner 2049 es como ver una cadena de montaje. Una ejecución correcta, unas acciones mecánicas y la sensación de estar en un lugar monótonamente aséptico, nada más.
Una gran decepción.
Pd: Contratar a magnificas actrices como Robin Wright o Mackenzie Davis para tenerlas en una esquina haciendo bulto es un delito capital comparable a contratar a Meryl Streep y tenerla dos horas haciendo calceta de espaldas a la cámara.