La
OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda un consumo máximo de azúcar añadido de entre
25 y 50 gramos diarios. ¿Dónde reside el problema? Pues, por ejemplo, en que un refresco carbonatado cualquiera ya incluye esta cantidad (¿habéis visto, por casualidad, carteles en vuestras ciudades de la marca Trina donde anuncian, con supuesto orgullo, que ahora sus refrescos llevan el zumo de dos naranjas?)
200 ml (un vaso) de
Trina contiene 17,8 gr de azúcar. ¡Un solo vaso!
Imagina que cenas en casa una pizza Casa Tarradellas, con unos nachos de aperitivo y una botella de Trina como bebida. Probablemente, al estar en casa, beberás al menos dos vasos (400 ml). Ahora no hace falta imaginarse qué cantidad de azúcar hemos consumido nada más con esta cena, entre la pizza industrial, los nachos y su salsa y la bebida.
Este es el problema. Que consumimos
azúcar en exceso.
Pero no es solo el único problema. El problema es que a muchos alimentos se les añade azúcar y nosotros no lo sabemos porque en sus etiquetas no leemos “azúcar”. Hay muchas formas de llamar al azúcar, sea de un tipo u otro:
- Sacarosa
- Sucralosa
- Jugo de caña
- Miel de caña
- Edulcorante de maíz
- Miel de maíz
- Dextrosa
- Fructosa
- Concentrados de jugo de frutas
- Glucosa
- Miel
- Azúcar invertida
- Maltosa
- Melaza
- Azúcar blanco refinado, molido, en polvo
- Azúcar moreno: refinado o integral.
Es posible que algunos sean más sanos que otros, pero terminamos en lo mismo: exceso de azúcar que nuestro cuerpo no necesita; y lo que da más rabia, azúcar en alimentos que no tienen por qué llevar. Para mí, un gran ejemplo de esto último que me sigue asombrando es el tomate. Es cierto que, de toda la vida, nuestras abuelas y madres han añadido un puñado de azúcar al tomate casero para restar acidez del mismo, ¡pero ni mucho menos llegará a la cantidad que lleva un bote de tomate triturado o frito de cualquier marca! Son aditivos para que “conserven” el sabor o lo “mejoren”, pero lo cierto es que si oléis el tomate frito de la marca Hacendado, huele a cualquier cosa menos a tomate. Muy probablemente pase con más de una marca, pero esta es la que más me ha llamado a mí la atención.
¿Y a quién le interesa hacernos adictos a los azúcares? Bingo: a la gran industria alimentaria. ¿Creéis que velan por nuestra salud? Para nada: velan por nuestra adicción, la que nos termina haciendo auténticos adictos al azúcar cual droga venenosa y nos hace comprar sus productos (¿te has fjado en el pequeño formato en el que suelen venir los alimentos con más mierda del mercado? Sí, siempre en formato pequeño, para que tengas que comprar rápidamente más)
En fin... Yo he sido una persona con verdadera adicción al azúcar y cuando ha habido algo de ansiedad en mi vida es a lo que he recurrido. Yo lo he sabido identificar, pero mucha gente no lo sabe ver.
Por otro lado,
cualquiera que esté interesado en este reto tendrá su motivo y motivación personal y es indiferente mientras el fin sea bueno, como lo es. Igual no sois personas que habéis recurrido a la comida con alto nivel de azúcar en un mal momento, o por aburrimiento (esta también es buena muestra de adicción, al fin y al cabo) pero por algún motivo queréis reducir la cantidad de azúcar en vuestras vidas... ¡pues para eso estamos aquí!
Los efectos al retirar gran cantidad de azúcar de nuestro cuerpo son: un
mayor disfrute de lo que a nosotros nos parece comida sosa, milagrosamente recuperan sabor y nuestro paladar lo agradece. También, si en algún momento pasado un tiempo, volviéramos a beber un vaso de Trina, lo encontraríamos excesivamente dulce y desagradable.
El reto no es fácil por el mono que tenemos creado al azúcar. Cuando quitas el azúcar de forma casi total, conservando solo el azúcar naturalmente presente en los alimentos, aparece el mono de comer chocolate, bollería industrial, pizzas de super... Ya me entendéis. Hemos pasado de consumir grandes cantidades de azúcar a solo el azúcar de los alimentos de toda la vida. Tampoco es fácil por otro motivo: hoy día recurrimos muchas veces a salsas ya hechas, carne envasada en lugar de carne cortada en la carnicería al momento, etc... Y nos tenemos que olvidar de esto porque estos alimentos contienen aditivos en forma de azúcar, al fin y al cabo. (¿Nunca os ha horrorizado ver la típica hamburguesa que pone que es 68 % carne de pollo, y preguntarte qué narices lleva el 32 % restante de la hamburguesa? Yo he visto pavo que contiene dextrosa, por ejemplo...)
Bueno, ¡vayamos al grano! Para empezar, podríamos hacer una
lista de alimentos prohibidos:
- Azúcar
- Siropes
- Chocolate, bollería, galletas, cereales
- Mermelada
- Zumos
- Pan blanco
- Comida precocinada
- Miel
- Salsas precocinadas
- Yogures
- Embutido envasado
- Pasta
Evidentemente,
nos referimos a estos alimentos en su formato NO casero. Si buscamos por internet, podemos encontrar recetas para hacer un yogur casero sin excesos, hasta una Nutella casera que no sea 75 % azúcar.
¿Qué sería un ejemplo de plato saludable? Aquí os lo muestro con una imagen:
Dicho esto, aquí termino el post, a falta de editar con lo que vayamos hablando.
Cito a los que se han apuntado de momento: @
Rita, @
PROPELLERMAN, @
Alarismos, @
Jaster, @
Cristiano Rotando, @
Tic Tac, @
Lauri_6, @
chiko-del-tren, @
zu_u_ti, @
JaimeBond, @
Gustaf_RP (creo que a modo informativo, de momento), @
Caos, @
prodigioso, @
Cp.Houwdy, @
Gaspar Noe, @
Empecinado, @
Melendi